Una vez más los duros golpes de la vida nos sacuden en lo más profundo de nuestras raíces comunitarias. El día sábado 9 de abril – 1 de Nisán, falleció nuestro querido compañero José “Lolo” Gorishchnik, un embajador ilustre del compromiso y amor por la Comunidad Judía de Córdoba, la cual tuvo la suerte de verlo presidir la Kehilá durante 3 años.
Lolo ha sido un miembro destacado en reiteradas ocasiones por su incansable ímpetu y dedicación para ver crecer a esta comunidad.
Le deseamos la paz eterna y que su memoria sea sagrada.
Compartimos la última entrevista que le hemos realizado con motivo del Centenario del Centro Unión Israelita, en Julio de 2015.
“Cuidar la esencia”
José Gorischnik, más conocido como Lolo, fue presidente durante el período comprendido entre 1983 y 1985.
En el año del centenario Lolo cumple ochenta y siete años, es alumno y asiste a las clases de idish del Centro Unión Israelita. Siempre tuvo una vida participativa dentro de la comunidad. Entre sus recuerdos, rescata la tarea realizada durante su juventud para la formación de la escuela idishe.
“Mi padre no llegó a ser rabino. Él nació en Rusia, estudiaba para rabino y lo mandaron a la guerra. Se pudo escapar, con la ayuda de un filántropo norteamericano que colaboró y vino a la Argentina. Aquí vivió en Basabilbaso, Entre Ríos, allí nacimos nosotros; de siete hermanos soy el menor, seis varones y una mujer. Siempre teníamos la vida judía, y hacer todo lo que podíamos hacer en favor de la vida judía. Es por ello que con esas enseñanzas de juventud y aplicándola al CUI, durante la gestión como presidente junto con los miembros consideramos que lo más importante era atraer más cantidad de gente.
Íbamos casa por casa en parejas, por todas las casas judías para hacer socios del CUI, y llevábamos un cuadernito donde anotábamos. Y así el CUI se fue agrandando. Al principio les cobrábamos unas chirolas, después un poquito más y así fuimos consiguiendo socios, por eso fui tres veces presidente del CUI. Trabajamos intensamente para traer comunidad.
Trabajamos con Misho, que siempre participó en las C.D. del CUI. ¡Las luchas que hacíamos! Al principio pedíamos que nos pagaran unos pesitos, para poder agrandar la comunidad, para pagar el terreno del cementerio, entre otras cosas. Implicó mucho esfuerzo pero se consiguió. Era hacer todo lo que podíamos en favor del judaísmo.
Para mí lo más importante de la kehilá era que tuviéramos la mayor cantidad de gente con el sentimiento de judaísmo, que vayan no por paseo, sino por el sentimiento del judaísmo, del ser de todo corazón judío. Y que nos respeten con todo cariño.
Mi mensaje para la comunidad es que sepan acá, en el corazón, que tienen que cuidar el judaísmo, tienen que cuidar la esencia de lo que nos enseñaron nuestros tatarabuelos, las cosas que aprendimos dentro de la comunidad y que debemos defenderla hasta el final de nuestro días”
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