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DE KIPUR A SUCOT, EN UNA SOLA RAMA

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Comentario de Sucot, por el rabino Marcelo Polakoff, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

 

Ni bien se escucha el potente y profundo sonido del Shofar al atardecer en Iom Kipur, no sólo significa que el ayuno y el día más sagrado del año han terminado. Hay una Mitzvá que debiera ser realizada inmediatamente, y es el inicio (aunque sea simbólico de la construcción de la Sucá (cabaña) para festejar Sucot.

Sucot no sólo nos recuerda una fiesta agrícola en Israel o la travesía de nuestros antepasados por el desierto con sus residencias temporales. Es además la festividad de la paz entre los pueblos y la preocupación por las necesidades materiales básicas como lo es un hogar con un techo.

Y el mensaje es claro.
Después de 10 días intensos que van entre Rosh Hashaná y Kipur, donde el espíritu es el protagonista por excelencia, el calendario judío, sabio como pocos, nos impone la celebración y la preocupación por lo material.

Como judíos, no separamos un reino del otro. La espiritualidad no está desligada de la materia. Deben encontrarse en un armónico juego donde ambas esencias se entrecrucen.

Ya lo dice el refrán: “Im ein keimaj, ein Toire”, “Si no hay harina, no hay Torá”.

No podemos dedicarnos al espíritu sin una mínima base material.
No podemos preocuparnos por nuestra tradición si no tenemos qué comer.

Pero el dicho continúa diciendo: “Abal Im ein Toire, lemá hakeimaj”
“Pero si no hay Torá, de qué sirve la harina”. Con lo que la preocupación por lo material, aislada de un contexto que le de sentido, queda flotando en el vacío de lo efímero.

Digamos que hemos llenado nuestro espíritu entre Rosh Hashaná y Kipur, para dotarlo de energía para todo un año, y que tenemos nuestras necesidades materiales mínimamente cubiertas.

¿Para qué entonces la Sucá? Para las necesidades de los demás. Pero las materiales.

Seguramente convendríamos en que nuestras necesidades espirituales son más importantes que las materiales. Pero en nuestro pueblo, las necesidades materiales del prójimo son parte de nuestro interés espiritual.

Por eso las Altas Fiestas se completan recién con Sucot. Cuando dejamos de preocuparnos solamente por nuestra cabaña y le echamos un vistazo a la del vecino para ayudarlo con lo que le falta.

¡Gmar Jatimá Tová Vejag Sameaj!
Rabino Marcelo Polakoff
Kehilá de Córdoba, Argentina

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