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El ayuno del diecisiete de Tamuz, ritual y ética

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Comentario a «Shivá Asár BeTamuz», por el seminarista Dr. Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

Este próximo domingo 24 de julio será «Shivá Asár be Tamuz», diecisiete de Tamuz. La tradición liga esta efeméride con el comienzo de la destrucción de Jerusalém. Dicen los sabios que en este día los romanos penetraron las murallas que rodeaban la ciudad (Mishná Taanit 4:6). Durante el sitio que precedió́ a la primera destrucción de Jerusalém, la muralla fue penetrada en el nueve de Tamuz (ver el Libro del Profeta Jeremías 39:2), pero ambos eventos se conmemoran en la misma fecha.

JaZaL, nuestros Sabios de Bendita Memoria (del período talmúdico) mencionan además un número de calamidades que habrían ocurrido también en esta misma fecha: la ruptura de las tablas de la ley por Moisés; el cese de la ofrenda diaria (el Korbán Tamíd) durante el sitio romano de Jerusalém; la quema de una Torá y la colocación de un ídolo en el Templo por Apostomos durante el periodo anterior a la revuelta macabea (Mishná Taanit 4:6).

El ayuno comienza al salir el sol y termina al anochecer del mismo día. Para aquellos que residimos en Córdoba, esto será entre las 6:54 y las 19:15. Esto se aplica a todos los ayunos, con la excepción de Iom Kipur y Tishá BeAv, los cuales comienzan la noche previa (Shulján Arúj, Oraj Jaim 550:2, 564). El ayuno del diecisiete de Tamuz también difiere del ayuno de Iom Kipur y Tishá BeAv, en que sus restricciones se limitan a ayunar: trabajar y bañarse como de costumbre, está permitido (Kitzur Shulján Aruj 121:8).

Permítanme ahora compartir con ustedes una traducción personal de un fragmento completo del texto arriba citado, la Síntesis de la Ley Judía del Rabino Shlomo Gantzfrid: “Es un precepto positivo mencionado por los Profetas ayunar en aquellas fechas en que ocurrieron desgracias a nuestros antepasados. El sentido del ayuno es despertar los corazones hacia las sendas de la reflexión y el arrepentimiento y tomar conciencia de nuestras malas acciones, así como nuestros antepasados debieron tomar conciencia de las suyas en aquellas épocas. De esta manera volveremos hacia lo que es correcto. Es por esto que en estas fechas todo ser humano debe hacer un raconto de sus malas acciones y alejarse de ellas PORQUE LO ESENCIAL NO ES EL AYUNO. El AYUNO ES SÓLO UNA PREPARACIÓN PARA EL ARREPENTIMIENTO, por esto aquellos individuos que pasan el día ayunando, pero se dedican a actividades superfluas, se quedan con lo intrascendente postergando lo esencial (Kitzur Shulján Aruj 121:1).»

Me resulta inspirador que, ya a mediados del siglo XIX (Gantzfrid vivió entre 1804 y 1886) se distinguiera entre forma (el ayuno) y fondo (la corrección de nuestra conducta), entre continente (el ritual) y contenido (la ética).

Citando al Rabino Reuven Hammer: “Las acciones rituales carentes de conducta ética son una ofensa a Dios. Las acciones éticas sin relación con Dios son preferibles, pero carecen de una base sólida sobre la cual reposar y privan al individuo de experiencias espirituales (El judaísmo como un sistema de mitzvót, Conservative Judaism 61:3, 2009)”.

Es uno de mis más profundos anhelos que cada iehudí en el mundo encuentre este delicado equilibrio. Un judaísmo vivo, pleno de sentido y transmisible, necesita de ambas instancias.

¡Con los deseos de Shabat Shalom y Tzom Kal, un ayuno transitable y significativo!
Seminarista Dr. Gabriel Pristzker
Kehilá de Córdoba, Argentina

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