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La clave está en dónde colocamos la pausa

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Comentario de Parashat Ajarei Mot, por el rabino Pablo Gabe, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

“Porque en este día Él los perdonará purificándolos; de todos vuestros errores delante de Ad’, habrán de ser purificados”

La Parashá de esta semana tiene la particularidad de ser leída también, en uno de los días más significativos del año: Iom Hakipurim. El día en el que todo el pueblo de Israel de perdón, tiene un sinfín de plegarias y reflexiones acerca del acto tan trascendente como es el de reconocer un error y responsabilizarse del mismo. El versículo anteriormente citado, no solo corresponde a la lectura de la Torá de este Shabat, ni a la lectura que llevamos a cabo en Iom Hakipurim. Como si faltara, este versículo es entonado también en la noche de Kol Nidré, simbolizando el pedido de perdón que hacemos en ese instante. Es el momento crucial en el que pedimos el perdón y la absolución de todos nuestros errores cometidos durante el último año. Kol Nidré es la anulación de aquellas promesas que durante el año que acaba de terminar, no pudimos llevar a cabo. Por lo tanto, una de las formas de pedir perdón es reconocer aquellas cuentas pendientes.

Por otro lado, sabemos que la tradición judía es una tradición interpretativa. El texto de la Torá no es el único texto sobre el cual nos basamos para construir nuestra vida judía. Es más, no nos basamos en la Torá sino en la Halajá (ley), que no es sino el producto de la interpretación desarrollada en la Mishná, la Guemará y las primeras jurisprudencias rabínicas. A esto, se le agrega los Midrashim (alegorías rabínicas) y todo un caudal interminable de fuentes milenarias. Todo este material es interpretación por fuera del texto. Es decir, recibimos el texto de la Torá y lo interpretamos exteriormente. Decimos qué es lo que nos quiere decir y lo que nuestros sabios entendieron. No obstante, existe otro método interpretativo. Este se encuentra dentro de la misma Torá. No es lo que nos quiere o no decir, sino la forma en la que nosotros debemos leer la Torá.

Los Tahamei Hamikrá (Los símbolos que acompañan a cada letra) de la Torá, nos indican la manera en que debe ser leído. La función de los Tahamei Hamikrá es cuádruple: Acentúan cada palabra, le da una entonación a las mismas, es un mecanismo que ayuda a memorizar el texto, y nos ayuda a separar la oración en dos o más partes. Esta última utilidad es lo que nos permite hoy entender el Pasuk en cuestión, de varias maneras.

De acuerdo a una primera lectura del versículo, se entendería que frente a Dios, seríamos perdonados de todos nuestros errores. Sin embargo, esta idea no es la que podemos entender exactamente. Otra opción de lectura sería la siguiente: “Porque en este día Él los perdonará purificándolos, de todos vuestros errores delante de Ad’, habrán de ser purificados”. Leyéndolo así, nos cambia totalmente la idea. Según esta versión, en Iom Kipur solo seríamos perdonados frente a Dios, por los errores cometidos solo frente a Dios, y no de todos nuestros errores.

Esto nos deja dos enseñanzas: En primer lugar, el de separar los errores que hemos cometido frente a Dios; de los que cometimos frente a nuestro prójimo. Y de esta manera ordenar más nuestra vida. Iom Hakipurim, solo nos exculpa de los errores cometidos hacia Dios. Los errores cometidos frente a otro, solo quedan expiados cuando obtenemos el perdón de aquella persona con la cual nos equivocamos.

Y en segundo lugar, entender los Tahamei Hamikrá como un vehículo de estudio de la Torá. Tener la capacidad de jugar con ellos y así encontrar diferentes mensajes que nos proporciona nuestro libro sagrado. Esto solo sucede cuando una tradición tiene la mística de la interpretación. Cuando se anima a preguntarse por sí misma. Entendiendo al mensaje divino, únicamente trascendente cuando es capaz de dialogar con otro.

Shabat Shalom!
Rabino Pablo Gabe
Kehilá de Córdoba, Argentina

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