);

La educación por competencias

0

Comentario de Parashat Ki Tetzé, por el seminarista Dr. Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

“Ki tetzé”, la parashá de esta semana, contiene la mayor cantidad de mitzvot detalladas en una misma sección de la Torá. De distinto tipo y naturaleza, podemos notar sin embargo que hay, a lo largo de estas “Expectativas Divinas”, un ideal de persona, un perfil de aquel que, caminando por estos imperativos, egresa a una manera de ver y vivir la vida.

Solo para marcar algunos ejemplos:

– Leyes que invitan despertar la sensibilidad y el trato hacia las personas aun en el más terrorífico de los escenarios humanos: La guerra. Estimado lector dirígete a Deuteronomio 21:11 para estudiar las disposiciones de la “IefatTóar”, la mujer gentil capturada en la guerra.

– La obligación de regresar lo perdido a su dueño.

– La obligación de ayudar a un tercero cuando necesita colocar o descargar una carga sobre un animal o sobre un colaborador en la tarea.

– Leyes que despiertan sensibilidad aun por los animales (ver “ShilúajHakén”).

– La obligación de colocar rejas alrededor de un techo, o de una terraza, o de un pozo y, aun, la obligación de quitar objetos que puedan causar algún peligro a quien esté en nuestra casa.

– A los efectos de que no sufran debido a sus características y potencialidades diferentes no podemos hacer arar dos diferentes especies de animales.

– La mitzvá de cumplir con lo que hayamos prometido.

– La mitzvá de permitir que los trabajadores puedan comer de lo que van produciendo de la tierra.

– Estamos obligados también a devolverle a su dueño un objeto empeñado si este lo precisa.

– Estamos obligados a pagar el salario de manera puntual.

– Tres leyes de tzedaká en relación a los campos (Peá, Leket y Shijejá) destinadas a los menos afortunados.

– Otras leyes, de la misma naturaleza que las anteriormente mencionadas, vinculadas a propietarios de viñedos y campos de olivos.

– La mitzvá de pesar y medir exactamente la mercadería que se va a vender.

Repasemos ahora todas estas conductas juntas.

Bien, leamos ahora este relato:

Un hombre partió de este mundo. Poco después se encontró con el jardín más hermosos que había visto: arbole altos, flores bellísimas, fuente, una verdadera alegría para la vista y para los oídos. En el centre de ese jardín había una mesa llena de los manjares más exquisitos y ahí pensó: “Este es el paraíso”.

Y miró a las personas que estaba sentadas alrededor de la mesa: y se dio percató de que eran hombre y mujeres esqueléticos, con rostros abatidos, con los ojos sin expresión, excepto la del hambre. Y entonces percibió lo que sucedía: del brazo de cada una de   estaba con el codo endurecido. Estos hombres conseguían alcanzar el alimento, pero no lograban llevárselo a la boca. Y lo que sucedía es que pasaban todo el tiempo mirando y pasando hambre en medio de la enorme abundancia. Y nuestro personaje comprendió que ese lugar no podía ser el paraíso.

Repentinamente encontró otro lugar. Parecía el mismo: los árboles, las flores, la mesa y la comida. Pero había una enorme diferencia en relación con las personas: estas personas estaban bien alimentadas, felices y sonrientes. Y nuestro hombre notó que también estas personas tenían el codo endurecido y que tampoco ellas conseguían llevarse el alimento a la boca. La diferencia era que cada uno estaba ayudando a su amigo a comer. Y entonces comprendió que había encontrado el verdadero paraíso.

Estamos en una especie de guerra: La de la competencia desmedida y/o desbordada. Ocurre en nuestros hogares, ocurre en nuestros grupos vinculares, entre padres y padres y entre hijos e hijos de una misma sala escolar, en el club, en nuestras comunidades. A veces se asemejan a un infierno. Especialmente para los que tienen “armas” más deficientes o, directamente, están desarmados. Poca sensibilidad. Poco paraíso.

“Ki tetzé” pareciera ser una hoja de ruta. Un plan de acción a los efectos de lograr más sensibilidad y menos cantidad de hogares destruidos, menos amistades truncas, menos comunidades y organizaciones en decadencia. La competencia es útil en el “gesheftn”, en los negocios. En la vida lo que importa es la colaboración bondadosa y vehemente.

¡Shabat Shalom!
Seminarista Dr. Gabriel Pristzker
Kehilá de Córdoba, Argentina

No hay comentarios

¡GRAN NOCHE ISRAELÍ EN CÓRDOBA!

El cantante Rami Kleinstein pasó por nuestra ciudad y brindó un espectáculo memorable. Fue en Macabi Noar, con la organización del Keren Kayemet LeIsrael, el ...