);

La llama que te llama

0

Comentario de Parashat Vaikrá, por el rabino Marcelo Polakoff, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

Es bastante apropiado notar que la palabra “llama” tiene en castellano al menos tres sentidos diferentes, de los cuáles en aquella efectiva campaña publicitaria que muchos recordarán (y que titula este comentario) solamente usaron dos.

Es que “llama” es tanto el animal así como la acción verbal de hacer una llamada. Pero también es lo que inflama el fuego. Y casi sin quererlo, en esta porción semanal de la Torá (la parashá), los tres sentidos de la palabra se conjugan magistralmente. ¿Por qué? Ahora lo veremos.

“Vaikrá” se denomina esta parashá con la que se inaugura el libro que lleva el  mismo nombre, llamado en castellano “Levítico”, ya que versa fundamentalmente acerca de las tareas de los cohanim (sacerdotes) y de sus asistentes (los levitas).

Y sin embargo, la traducción literal al castellano de “Vaikrá” es “y llamó”, pues así comienza el texto, cuando el Todopoderoso convoca a Moisés para enseñarle las leyes vinculadas a los sacrificios, en hebreo “korbanot”.

Así que ya tenemos aquí ese primer “llama”, cuando Moshé responde, como siempre, al llamado divino, preparado para lo que venga. Aquí se tratará de los sacrificios, varios de los cuáles serán de animales ofrendados a los que se pasará completamente por las llamas (segundo sentido) a fin de que se cueza y se coma, o que directamente se ofrenden sus cenizas como en algunos tipos especiales de sacrificios.

Nos queda la llama, en el sentido animal, y aunque no aparezca como tal en la Torá, de hecho aparecen varios de sus primos de diferentes especies.

Tal vez lo más importante de todo esto es que los korbanot eran la manera en que nuestros antepasados podían sentir la cercanía a lo divino. No de casualidad la raíz hebrea de la palabra “korban” (sacrificio) es justamente la misma de la palabra “karov” que significa “cerca”.

Por ende, este es un muy buen Shabat para pensar en cómo nosotros sentimos esa cercanía, de modos tal vez muy diferentes a los de nuestros ancestros, para atender a los llamados que cada tanto se nos hacen desde arriba, reencendiendo cotidianamente la llama de lo judío. Y también, ¿por qué no? para un rico cabrito (kasher, por supuesto!)

¡Shabat Shalom!
Rabino Marcelo Polakoff
Kehilá de Córdoba, Argentina

No hay comentarios