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Oda (corta) a nuestras mujeres

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Comentario de Parashat Pinjas, por el seminarista Dr. Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

Esta semana leemos Parashat Pinjás.
En ella, la Torá nos relata la historia de cinco mujeres, todas hijas de un hombre llamado Tzlofjad. Mujeres (hiper) conocidas en el mundo de la literatura rabínica, la Torá las nombra (siendo esta un texto que, por lo general, ahorra palabras) una por una: Majlá, Noá, Joglá, Milká y Tirtzá (véanlas y sepan de ellas al principio del capítulo 27 del Libro de Números).
El hombre había muerto y, no habiendo dejado herederos varones,  las mujeres se presentan ante Moshé reclamando su derecho a heredar una porción en la Tierra Prometida.

Moshé no sabe qué responder, consulta  con Dios y recibe la respuesta: Majlá, Noá, Joglá, Milká y Tirtzá heredarán a su padre y tendrán finalmente una porción en Eretz Israel.

JaZaL, nuestros Maestros perspicaces del Midrash (BeMidvar Rabá 21, 10) dicen, de manera exquisita y sabia: Otó HaDor Haiu HaNashim Godrot Ma SheHaAnashim Portzim. (En aquella generación, las mujeres enmendaban lo que los hombres arruinaban ).

Citando al Rav Gustavo Surazski: «Los hombres bailaban alrededor del becerro; y las mujeres se hacían a un lado. Los hombres difamaban contra la tierra junto a los meraglim; y las mujeres guardaban respetuoso silencio. Los hombres querían elegir un líder que los lleve de regreso a Egipto; ¡y las mujeres iban a Moshé a suplicarle el tener una porción en la tierra!». El propio Tzlofjad morirá según la exégesis «bejetó», por causa de una transgresión que había cometido (vinculada a la violación del Shabat).

Cada seudá rishoná, tengo la oportunidad de cantarle a mi compañera de vida (a quien suelo llamarle esposa también, como alguna vez escribiera) una poesía conocida como «Eshet Jail» que comienza con una pregunta: «Mujer virtuosa: ¿Quién podrá encontrar?» Y, como si fuese la pregunta de una maestra de primaria levanto la mano como diciendo: «Yo». 
Deseo que ustedes estimados amigos lectores disfruten de responder «¡yo también, yo también!».
 
La generación del desierto pudo sobre-vivir por sus mujeres, quizás ahora no sea diferente. Al menos en mi caso, no lo es.
 
¡Shabat Shalom!
Seminarista Dr. Gabriel Pristzker
Kehilá de Córdoba, Argentina

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