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PERFECTOS MOVIMIENTOS Y GRANDES OBRAS PARA EL CIERRE DE PESAJ

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No hay mejor manera de finalizar la semana completa de Pesaj que con bellos sonidos que alimenten, no sólo el campo de lo auditivo, sino también un sinfín de experiencias multi-sensoriales que llenan el alma. El sábado 30 de abril, por la noche, el Templo Beit Israel se vio repleto de melodías y acordes únicos, ejecutados a la perfección por el Ensamble de Cámara de Córdoba, una formación que interpretó dos obras completas a través de 7 instrumentos.

Con una sinagoga completa, alrededor de 350 personas llegaron al evento organizado por el Centro Unión Israelita, en conjunto con la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, encabezada por Francisco Marchiaro. Entre muchos invitados, se destacó la presencia de Monseñor Pedro Torres, obispo auxiliar de Córdoba, y también del Dr. Domingo Sesín, Presidente del Superior Tribunal de Justicia de Córdoba.

El rabino Marcelo Polakoff se encargó de recibir a cada uno de los presentes, y también de introducir el gran concierto. En primer lugar, presentó un pasuk del libro «Éxodo» relacionado a la salida de Egipto, en el que se relata cómo el pueblo judío cantó y tocó instrumentos en agradecimiento a la liberación, y de esta forma dio introducción a la gran noche musical que estaba por comenzar. Antes de la presentación principal, invitó al público a observar dos videos: por un lado, uno de los coros de la Kehilá de Córdoba, Shir Hashirim, con una interpretación sublime; por otra parte, el aplaudido y difundido video del Coro Halevay, que nuevamente realizó su saludo musical para Pesaj, esta vez con un hit que se llamó “El Palito de Pesaj”, y que conjuga los grandes éxitos musicales de Palito Ortega con conceptos y expresiones tradicionales del Jag.

Luego, llegó el momento esperado de la noche: El Director del ensamble, Isaac Kleiman, se adelantó a la bimá para hacerse cargo del resto de la noche. Explicó conceptos principales acerca de las obras, como el significado de la palabra “broma” en el título de la primera de ellas, “Una broma musical” (de Wolfgang Amadeus Mozart), o también la particularidad y originalidad de la segunda presentación, una singular composición de Ludwig Van Beethoven, denominada “Septimino en mi bemol mayor”.

A partir de allí, fue el momento de la armonía. La expresión de paz y regocijo en los rostros del público, dejó entrever durante todo el evento, que la música puede ser artífice de las más hermosas sensaciones. Uno tras otro, el ensamble realizó los diferentes movimientos que componen cada obra, y así se sumaron al cierre del festejo de Pesaj en la comunidad de Córdoba.

Fue una noche majestuosa, digna para el final de un nuevo Jag que pudimos recorrer otra vez unidos en comunidad, y que tuvo su gran cierre con fantásticas interpretaciones musicales. Obras centrales – como la historia de Pesaj -, compuestas de grandes movimientos – como aquel que realizó el pueblo judío desde Egipto hacia Israel -. Todo parece confluir en un gran cuadro que, como dijimos, no hace más que alimentar el alma…

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