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REFLEXIONES DE FIN DE AÑO: EL MAPA ESTÁ EN NUESTRAS MANOS

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Baruj Zaidenknop pasó por la Kehilá de Córdoba y, entre muchas de las actividades programadas, realizó un verdadero “entrenamiento” antes de la llegada de Rosh Hashaná. Claro, no se trató de una rutina de ejercicios físicos, porque, tal como lo anunciaba el título de la actividad, esto se trató de “entrenar el alma”.

Las personas que participaron del encuentro, en la planta baja del Centro Unión Israelita el miércoles 13 de septiembre por la noche, se encontraron con un gran y profundo análisis por parte del invitado, que abarcó muchas temáticas, pero mantuvo como hilo conductor la cuestión de la “identidad”, la “polarización entre los seres humanos”, y la posibilidad que tenemos para aportar a la humanidad desde el concepto de “Tikún olam (reparar el mundo)”.

Zaidenknop, Mgter. en filosofía contemporánea y ex Director de ORT entre muchas otras cosas, comenzó proponiendo un ejercicio al público: les pidió que imaginen por un momento que se encuentran en la sociedad europea de 1880, y a partir de ese instante, realizó una detallada descripción de la vida en esos años, incluyendo rasgos macrosociales, pero también elementos específicos de la composición del mundo a finales del Siglo XIX, desde la ubicación geográfica del pueblo judío, hasta aquellos que serían grandes personalidades medio siglo más adelante, pero que en ese momento sólo eran unos niños (claro, nadie podía saber qué ocurriría en el futuro, y casualmente, ese elemento fue uno de los trascendentales para la idea que transmitió el invitado de la noche).

Entre conceptos judaicos y filosóficos, la noche avanzó con la circulación de muchas ideas, y la definición propuesta para “identidad” resultó especialmente atractiva para el público; «La identidad es lo que compartimos entre muchos, pero al mismo tiempo es lo que nos diferencia de esos otros, dentro de eso compartido (…) En el caso de los judíos debemos aprender a convivir entre dos – o más – culturas.», expresó el filósofo, antes de plantear su postura: “La gran mayoría de las identidades nacionales surgen de polarizaciones y enfrentamientos (…) Son muy pocas las culturas que aprendieron a ser tolerantes con otras.»

Planteada entonces la idea de “polarización” entre seres humanos, quedó el lugar para hacer referencia al concepto de “Tikún Olam”, y es aquí donde Zaidenknop retomó lo que había expuesto al comienzo. Adaptando la propuesta, ubicó a nuestra sociedad como los hacedores de lo que sucederá en el próximo medio siglo, como la generación que educará a los niños que serán esas personalidades mundiales en un futuro, tal como había sido en 1880. “»Felizmente, en nuestra generación, el mapa aún está en nuestras manos (…) Debemos preguntarnos cómo aportamos al mundo y quiénes somos ante nuestros prójimos (…) tenemos que aprender a hacer el bien, haciéndolo, así de simple.”, fueron algunos de las nociones que propuso el invitado antes dar cierre a su presentación.

Un espacio para preguntas y opiniones fue abierto por el rabino Marcelo Polakoff, y luego la noche llegó a su fin, con un público maravillado y asombrado por el gran caudal de conocimientos que puso en juego Baruj Zaidenknop, el invitado especial que llegó de Buenos Aires para dar un entrenamiento intensivo, pero del que nadie salió cansado.

 

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