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SHEASANI ISHÁ TUVO SU ESPACIO CON EDGAR WILDFEUER

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El jueves 19 de mayo volvieron a reunirse las mujeres de la Kehilá de Córdoba. Fue el tercer encuentro del año y podemos asegurarles que quedará en la memoria de todas para siempre. Sheasani Ishá (y también algunas invitadas del grupo de mujeres universitarias “Betzelem”) tuvieron el placer de disfrutar una profunda charla con Edgar Wildfeuer y su esposa Sonia, sobrevivientes de la Shoá.

Nuestro rabino, Marcelo Polakoff, hizo de moderador, y se encargó de poner en marcha la actividad, dividida en dos segmentos: primero, el relato y testimonio de los invitados; luego, un espacio para que todas las presentes puedan formular sus preguntas.

El testimonio de Edgar es, sin dudas, conmovedor, y al mismo tiempo, un desafío para la mente humana: tal como lo expresó nuestro rabino en un momento de la noche, es realmente difícil intentar siquiera imaginar lo que padecieron las víctimas de un acontecimiento tan macabro como lo fue el Holocausto.

El relato atravesó diferentes momentos. El protagonista contó a las mujeres todo lo que le tocó vivir; desde su infancia, la pérdida de su familia, su trabajo en los campos de concentración, traslados, colocación de uniformes, el tatuado numérico de su cuerpo para identificación, la pérdida de fuerzas junto a la esperanza inagotable, la supervivencia y el anhelo por la comida, el rescate, el escape. Increíblemente, con 92 años, Edgar mantiene una lucidez y una simpatía admirables; incluso, se las rebusca para insertar destellos de humor durante un relato tan trágico y horroroso. Su mujer, Sonia, por supuesto, también forma parte de la narración. Durante la actividad, todas las presentes pudieron saber cómo se conocieron ellos, en qué momento surgió su amor, y hasta se obtuvieron detalles de la conquista amorosa que realizó Edgar, con momentos pícaros y tiernos para enamorar a quien sería su compañera por el resto de su vida.

Durante el espacio para las preguntas, los dos invitados tuvieron su participación y respondieron a cada uno de los interrogantes, los cuales mantuvieron temáticas variadas; desde sus creencias en Dios, la obtención de la fuerza para seguir adelante, sus pensamientos en los momentos más difíciles, hasta su actualidad, su familia y la entereza con que mantienen vivo su relato y su historia.

Cerca del final, Edgar explicó la importancia de continuar difundiendo su testimonio, para que se sepa lo que sucedió, para que nunca vuelva a ocurrir, y para responder a aquellos que niegan la existencia de aquel hecho tan atroz.

Antes de finalizar, nuestro rabino les hizo la última pregunta: los invitó a recordar algún momento tierno en medio de toda la tragedia que les tocó vivir. Edgar respondió que, incluso en los peores días, hubo momentos en que se reunían entre pares y cantaban, buscando así un segmento de tiempo que los pudiera abstraer de la realidad que les tocó atravesar. Luego de eso, Marcelo invitó a todas a ponerse de pie y entonar el tradicional “Shejeianu”, unidas en un abrazo y felices de haber podido presenciar una tarde que nunca olvidarán.

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