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Sobre verdades absolutas

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Comentario de Parashat Kedoshim, por el rabino Pablo Gabe, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

En muchas oportunidades, me han preguntado acerca de “¿qué es lo que dice el judaísmo acerca de tal cosa?” o “¿cómo ve el judaísmo tal o cual tema?”. Tratando de saber algunas respuestas de la tradición judía a diferentes problemáticas, hay personas que creen que la respuesta es única y cerrada. Si bien hay ciertos temas sobre los cuales no hay mucho lugar para la discusión o la interpretación (cuestiones generales de la alimentación, disposiciones acerca de la práctica ritual en las celebraciones, etc.), existe dentro del mundo judío, un sinfín de posturas y de ideas que conviven sanamente. O al menos, lo intentan.

¿Dónde es que podemos encontrar este abanico tan grande? Uno podría “culpar”, en primer lugar, a la modernidad. Decir que, con la revolución francesa y el ingreso de los judíos a la modernidad europea, todo cambió negativamente. Ya que habría obligado a los rabinos a endurecer más las leyes por miedo a la asimilación, provocando esto la generación de las diferentes corrientes dentro del judaísmo, que hasta hoy existen. Nada más errado que esa idea. Podríamos quizás decir que, a causa de las diásporas y las geografías tan diferentes que acogieron a los judíos (Europa oriental y Medio oriente, como para mencionar dos ejemplos claramente diferentes), las tradiciones se han modificado tanto entre ellos, haciendo diferencias considerables (la alimentación en Pesaj es un claro ejemplo). Con esto, tampoco estamos afirmando correctamente dónde es que se inician las distintas tradiciones en la Torá.

Podría seguir enumerando muchísimos ejemplos más. Creo que jamás nos acercaríamos al primer momento en donde dentro de nuestra tradición, encontramos la posibilidad de ver dos posturas diferentes acerca de un mismo tema. No quiero demorar más la respuesta. Pero es en nuestra misma Torá, que podemos ver esto. Si! La misma Torá que entregara Dios a Moshé y éste al pueblo de Israel, posee dentro de ella, la posibilidad de ver una misma palabra de dos maneras diferentes.

Vamos al punto en cuestión. Dentro de Parashat Kedoshim, encontramos uno de los versículos más conocidos de nuestra Torá: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá 19:18). La palabra clave aquí es prójimo. ¿Es el prójimo, el prójimo hebreo o nos habla de toda la humanidad en general? Unos pocos versículos más adelante, la Torá nos obliga amar al extranjero, ya que extranjeros fuimos en Egipto (Vaikrá 19:34). Por lo tanto, si nos está obligando a amar al extranjero a través de este versículo, es porque en lo anterior, el prójimo es el prójimo hebreo. Sin embargo, vamos a tratar de entender esto con mayor profundidad.

La palabra prójimo, se traduce al hebreo como Reajá. Esto hay que tenerlo en claro para entender un concepto de la hermenéutica bíblica (interpretación de los textos). En el momento en que el pueblo de Israel estaba saliendo de la tierra de Egipto, Dios ordenó a los hijos de Israel, recoger todo el oro posible. Para esto, solicitó que cada hombre y mujer, por separado, le pida oro y plata a su prójimo (Rehéu) (Shmot 11:2). En este caso, ¿Quiénes son los prójimos a los que deben pedirle oro y plata? ¿A los mismos hebreos? Sería un sinsentido. Es claro que, en este caso, el prójimo es el egipcio y la egipcia, a los cuales se les debía pedir los bienes materiales.

Evidentemente, la Torá nos fue entregada para que nosotros podamos interpretarla de muchas maneras. Por supuesto que dentro de un marco de cuidado, respeto y conocimiento. No es una libre interpretación. Pero el espíritu de la tradición judía es de carácter de diálogo. En donde muchas voces puedan ser escuchadas y en esa multiplicidad, todas sean respetadas, valoradas, de todas podamos aprender.

¡Shabat Shalom!
Rabino Pablo Gabe
Kehilá de Córdoba, Argentina

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