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EL RUIDO DE TUS PALABRAS NO ME DEJA ESCUCHARTE

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Comentario de Parashot Behar/Bejukotai, por el seminarista Dr. Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

Esta semana, en la primera parashá que leemos, BeHar (la otra se llama “BeJukotai”)aparecen la leyes sobre “Onaat devarim”, la prohibición que tenemos de herir los sentimientos de una persona a través del incorrecto uso de nuestras expresiones. En otras palabras: no podemos ofender a otra persona verbalmente. La Torá y los comentaristas posteriores van más allá y nos advierten, inclusive, sobre la prohibición de lastimar los sentimientos de otra persona. En este punto, la Torá da por cerrado el tema con el texto: “Y temerás a tu Dios”. El Creador nos conoce y sabe que a veces un comentario puede parecer inocente para terceros, pero la persona ofendida sabe que fue hecho con maldad. Por lo tanto, se nos ordena abstenernos de tal acto y de temer reverencialmente a Dios, quién, en definitiva, conoce cuáles son las verdaderas intenciones que albergamos en el corazón.

Un día un maestro preguntó a sus discípulos lo siguiente: – ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?

Los discípulos pensaron unos momentos: Porque perdemos la calma, dijeron.

Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el maestro. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los discípulos dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía al maestro.

Finalmente, él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el maestro preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

El maestro continuó: Cuando se enamoran aún más, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando están cerca dos personas que se aman.

Luego el maestro dijo: Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, porque llegará un día en que la distancia sea tan grande, que no encontrarán de nuevo el camino de regreso.

¡Shabat Shalom!
Seminarista Dr. Gabriel Pristzker
Kehilá de Córdoba, Argentina

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