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GRANDES Y JÓVENES EMPRENDEDORES: SABRINA «SASA» BRUGMANN

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Hoy comenzamos con una nueva sección: nos propusimos encontrar a diferentes jóvenes de nuestra comunidad, talentosos y con sus propios emprendimientos en diferentes lugares del mundo. Queremos conocer cómo lograron posicionarse desde una idea y desde sus sueños, descubrir algunos de sus secretos, y que transmitan su experiencia hacia nuestra Kehilá, para que aprendamos de sus logros.

La primera entrevistada es Sabrina (o «Sasa», como muchos la conocen) Brugmann. Ella vive en Israel, es egresada del Colegio Israelita Gral. San Martín, y en la actualidad su emprendimiento es «Elebea», un proyecto que combina arte y diseño. Le agradecemos por brindarnos parte de su tiempo para sumarse a este nuevo espacio ¡Conozcamos más de qué se trata su trabajo, a través de nuestra protagonista del día!


¿Cómo surgió tu idea? ¿En qué te inspiraste, cómo fueron aquellos primeros pasos?

«Elebea es un proyecto que surgió hace 10 años, empecé a diseñar personajes y pintar en la calle mientras estudiaba Diseño Industrial. El hecho de haber estudiado en la universidad pública me posibilitó conectarme con gente de muchos ámbitos diferentes y viajar a congresos de diseño y arte. Podría decir que la multidisciplina fue el motor que impulsó la búsqueda, y de alguna manera se materializó en un estudio de diseño donde me siento libre para desarrollarme como artista, diseñadora y profesional.»

¿A qué público apunta y cómo interactúan los clientes con la propuesta?

«El público es ,básicamente, personas a las que les gusta lo que hago, no los elijo yo, creo que ellos eligen ver lo que yo hago, cuál es el proceso creativo y qué cosas me inspiran. Son más expectadores que clientes, porque mi obra no es un producto que necesariamente tenga que ser consumido; dibujo por una necesidad de expresión y la plataforma puede ser social-media, una galería, alguna pared de un bar, o materializarse en productos.»

Contanos un poco de vos, de tu persona, tus aspiraciones y las cosas que te movilizan en la vida…

«Nací y crecí en Córdoba, pasé mi infancia en Barrio General Paz jugando entre plantas y dibujando mientras veía Los Simpsons. Después nos mudamos a Alta Córdoba y pasé mi adolescencia en una casa grande decorada con objetos fabricados por mi hermana y mi mamá. Pasamos mucho tiempo en familia sentados en la mesa del comedor, todos tenemos un background un poco artístico, mi mamá se esta formando en Bellas Artes en la UNC, mi hermana es artista, trabaja con cerámicas y pinta, y mi papa estudia profesorado de biodanza.  La familia fue una base de inspiración muy fuerte porque siempre nos guiaron en el camino de marcar la diferencia y la importancia de ser fiel a uno mismo y a guiarse con los sentimientos. Siempre trato de rodearme de personas que me inspiran y me hacen sentir feliz, elijo lugares que me llenen de alegría y que tengan mucho movimiento, muchas situaciones de contraste, por eso me gusta vivir en Tel Aviv y viajar cada vez que puedo.
Mis aspiraciones son las de cualquier otra persona, calculo, ser feliz todos los días haciendo lo que me gusta, viajar mucho, tener un espacio para vivir lleno de sol, objetos que me representen, belleza y orden. Las cosas que movilizan mi vida son las simples, las cosas que me hacen bien todos los días. Disfruto de ir al mar, salir a tomar café, andar en bici por la ciudad, ir al mercado a comprar verduras, salir con amigos, ver exposiciones, escuchar música, conocer personas interesantes y básicamente valorar las interacciones cotidianas.»


¿Por qué creés que es importante que los jóvenes se propongan realizar emprendimientos propios en la actualidad?

«Es importante solamente si es una respuesta a una búsqueda personal.
Tener un emprendimiento no es para cualquiera, porque tenés que estar dispuesto a dedicarle la vida a tu trabajo. Creo que lo más importante es ser fiel a uno mismo y elegir una profesión que te haga feliz, y si la profesión te eligió a vos de alguna manera, disfrutarla y dar el mejor servicio, porque al final del día, nuestra experiencia es el producto de la interacción con los demás y lo más importante es hacer, lo que sea que hacemos, con la mejor actitud y la mejor intención de ser útiles. Considero también que hay una presión muy grande de parte de la sociedad contemporánea, esta especie de «obligación» de tener algo propio, cierto status, que no es real, mucha gente tiene un puesto de trabajo que desempeña a la perfección, que es de valor a la sociedad y le permite educar a sus hijos, comprar comida y pagar el alquiler, también está bien elegir eso.»

¿Qué elementos de tu paso por nuestra escuela o por nuestra Kehilá recordás? ¿De qué manera sentís que pueden haberte instruido o ayudado a sentar las bases para lo que haces hoy?

 

«Me acuerdo muchísimo de esa época, de hecho estoy escribiendo un libro y una de las notas es sobre la infancia. Empecé el colegio en los 90, usábamos jean elastizado, pupera y borcegos negros abajo del guardapolvos. Íbamos al cole en el ómnibus de Juanca, era un colectivo naranja con un caballo alado en la parte de adelante y escuchábamos la LV3 en el camino. Llegábamos a la hora en que salía el sol y en invierno el pasto se escarchaba.  Después fui al secundario en Alvear, que era al lado del CUI y me acuerdo que en el sótano los chicos grandes tocaban Nirvana durante el recreo. Intercambiábamos cassettes y así conocí muchas bandas que todavía escucho ahora, como Los Redondos y Sumo, porque todavía no había internet masivo y había solo una computadora por casa. En esa época no se sabía mucho de nada, para ver una película íbamos al video club y la veíamos 2 o 3 veces durante el fin de semana. No había tanta información, entonces todo era mas difícil, hacíamos la tarea buscando información en la Encarta que era como el 1% de lo que sería Wikipedia hoy.  Tenía su encanto y toda nuestra generación es producto de lo que pasaba en ese entonces. Me siento mas influida por la época en si, que por el entorno, porque durante la vida vas mutando y cambiando de grupos de personas, entonces todas las interacciones quedan en el recuerdo y lo que te forma, lo que te define como individuo, es lo que vas eligiendo.»

Si quisieras dejar algún consejo o “tip” para los jóvenes que hoy piensan en tener un emprendimiento propio y van a leerte en esta nota, ¿Qué les dirías?
«Que sigan su instinto, que no pidan opinión porque las ideas ajenas matan las propias. Cada experiencia es personal de cada uno, y mucha gente (quizás bien intencionada) intenta dar sugerencias y habla incluso de las experiencias de otros que ni siquiera conocemos, por lo tanto, si alguien opina, es mejor dar las gracias y no escuchar. Ellos son ellos, su experiencia es suya, yo voy a formar mi propia experiencia. Lo principal es guiarse por uno mismo, inspirarse en las personas que admirás, ver videos de cómo lo lograron, escuchar entrevistas interesantes, elementos que te ayuden a ir a favor de la corriente y te incentiven a encontrarte a vos mismo. Al principio es mejor no contar mucho sobre los proyectos, para que no se contaminen con las opiniones y experiencias ajenas, porque al final toda esa carga negativa te genera ganas de bajar los brazos antes de empezar. Es importante no ver ningún resultado como un error, no hay errores; todo nos hace crecer y nos da una nueva perspectiva para encarar la situación a resolver. Tampoco hay problemas, son situaciones, y resolverlas da satisfacción, y estamos en esto por la propia satisfacción y nada mas que para eso, divertirse y pasarla bien.
Lo ultimo que me gustaría agregar es que no busquen un resultado final. ¡Nada se termina nunca, todos son ciclos así que disfruten de la expansión!»
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¡No dejes de visitar el sitio web de Sasa, para conocer su emprendimiento y sus trabajos!

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