Sabemos que la lectura de “Meguilat Ester” es una de las mitzvot más importantes de Purim, pero este año las familias de la Kehilá de Córdoba no se conformaron con sólo leerla, sino que pudieron vivir el relato y ser protagonistas de cada una de las partes de la historia. El miércoles por la noche fue la Gran Kermese de Purim y les aseguramos que nadie dejó el lugar sin una gran sonrisa en su rostro. Casi 500 personas colmaron el espacio destinado al festejo.
De a poco, el salón del Colegio Israelita Gral. San Martín comenzó a recibir a los verdaderos protagonistas: las familias de la comunidad, y principalmente, los niños, llenos de alegría y envueltos en múltiples disfraces de colores para la ocasión, una gran fiesta organizada por la Sub Comisión de Culto del Centro Unión Israelita (¡Felicitaciones para ellos!).
La idea fue concreta y efectiva: una kermese, con diferentes espacios, en los cuales podían desarrollarse actividades relacionadas a la festividad, y así ganar diferentes figuritas de Purim que completaban el álbum central del evento. Con esto completo, al final de la noche se entregarían grandes premios. Los madrijim de juventud, dirigidos por Tito Slavutsqui, estuvieron a disposición de la actividad y cumplieron un rol preponderante para la conducción de cada uno de los juegos.
Los espacios de la kermese fueron pensados y diagramados para que la Meguilá del Jag pueda disfrutarse de las formas más variadas. Así, los niños se relamieron con las delicias del banquete del Rey Ajashverosh, o jugaron a coronar a la Reina Ester; en otro sector, pudieron montar y resistir las volteretas del caballo de Hamán, o incluso también pasar por la negación de arrollidarse ante él; resolvieron el laberinto de la reina, llenaron grandes bocas con comidas para el momento del banquete compartido con el tío Mordejai, voltearon pirámides de latas y así recrearon el momento de la sentencia de Hamán y su muerte en la horca, y hasta pudieron tomarse fotografías instantáneas del momento de la fiesta y el gran banquete real.
Chicos y grandes recorrieron la kermese y demostraron sus habilidades, pero también su conocimiento. Nuestro rabino, Marcelo Polakoff (ataviado como un gran perico o papagayo real), se encargó de conducir el evento y guiar a los presentes por cada capítulo del relato. Los niños jugaron y se divirtieron (y también muchos adultos, de esos que aún sacan a relucir su niño interior).
La Cooperadora de la escuela tuvo su stand y brindó al público delicias de nuestra cocina judía, y por supuesto, también las infaltables Oznei Hamán, esos bocaditos dulces sabrosos y característicos de esta festividad. Para el final, llegó el gran baile del palacio, y fue en forma de una gran harkadá dirigida por Dani Lansky. Todos, hasta los más pequeños, se movieron y danzaron al ritmo de las melodías judías más festivas.
Pero claro, el banquete real no podía finalizar sin el clásico desfile y la elección de los mejores disfraces. El jurado, encabezado por el Presidente del Centro Unión Israelita, Cdor. Hugo Waitman, y en esta noche detrás del antifaz del “Zorro”, y conformado además por la Directora General de la escuela, Mgter. Nora Alterman, junto a las directoras de los niveles primario y secundario, Daniela Mangupli y Gabriela Libovich, se dispuso para la observación, y grandes premios se entregaron a los ganadores.
Parafraseando al gran conjunto humorístico “Les Luthiers”, y modificando, claro, el día sábado (o domingo), esta quizás fue “La kermese de los miércoles”, pero estamos seguros de que también “trajo alegría a la familia en el hogar”.
¡Jag Sameaj!
{phocagallery view=category|categoryid=424|limitstart=0|limitcount=0}
No hay comentarios