Parece una paradoja del destino, pero casualmente en una charla que estuvo orientada a la conformación de la identidad, los elementos que pasaban de mano en mano, eran knishes y mate, dos elementos típicos que conforman las identidades judía y argentina, desde lo gastronómico. El grupo Betzélem volvió a reunirse con la rabina Karina Finkielsztein, y tuvieron una charla muy interesante en el Beit Midrash Ierushalaim.
La rabina, quien ya se había presentado en el encuentro anterior, esta vez comenzó a involucrarse con los interrogantes y principales dudas que el grupo le hizo llegar durante las últimas semanas. Entre los mensajes que Karina leyó, uno de los temas centrales tenía que ver con la conformación de la identidad judía, y a partir de allí, comenzó a surgir el tópico de la noche.
Durante la primera parte, la invitada les hizo preguntas a las integrantes del grupo, como ¿Qué es la identidad judía?, o ¿Qué prácticas realizamos para la perduración de nuestra identidad? El debate empezó a desarrollarse, y durante el mismo, algunas respuestas comenzaron a asomarse. “Es importante que sepamos acompañar nuestras acciones, nuestros rituales, con preguntas (…) debemos buscar respuestas a cada acción que realizamos (…) es muy favorable tener a alguien cercano con quien hablar mientras buscamos estas respuestas”, explicó Karina.
Más adelante, la conversación se orientó hacia la búsqueda de la definición de judaísmo, y la respuesta llegó desde el concepto de religiosidad (acciones que nos conectan con lo sagrado), y un gráfico de torta (o de pizza) propuesto por Mordejai Kaplan, en el que explica que el judaísmo debe analizarse como una civilización, un grupo humano que se compone de maneras de hablar, vestimentas, costumbres, territorio, etc., y que cada uno de esos elementos son factores que hacen a la identidad (como los knishes para el judaísmo, o el mate para los argentinos, claro, sólo desde la visión gastronómica). Así, las jóvenes de Betzelem debatieron acerca de la existencia de un idioma propio del pueblo hebreo, su territorio y la conexión que mantenemos con el Estado de Israel, las costumbres judaicas, lo esencialmente religioso o de culto, valores, tradiciones, leyes, entre muchas otras aristas para el análisis.
Fue una noche maravillosa, de plena atención y sincronismo grupal, en un espacio que parece consolidarse para Betzelem, y al que continúan invitando a nuevas integrantes para que el grupo siga creciendo.
Mates van, knishes vienen, las jóvenes universitarias de la Kehilá de Córdoba, aprendiendo se entretienen…
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