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NADA MÁS QUE UN PUNTO Y COMA

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Tras muchos años de arduo trabajo, un gran referente de nuestra institución tomó una de las decisiones más difíciles: por razones personales, dejará su cargo en los próximos días, pero no será un punto final. Quizás sea una coma, un punto y seguido, o tal vez dos puntos y nada más: el ahora ex Director Institucional, Matías Sigal, nos cuenta en la siguiente entrevista cómo fue su paso por el Centro Unión Israelita, qué se lleva para siempre de esta experiencia y por qué decidió realizar este cambio en su vida y carrera profesional…

¿Cómo resumirías tu paso por el Centro Unión Israelita, desde tus inicios hasta la actualidad?

“Mi recorrido por la Kehilá fue realmente maravilloso. Fue y es algo que me definió profesionalmente, me formó y me dio las herramientas con las que hoy me desempeño laboralmente, y estoy totalmente agradecido por la manera en que juntos construimos el vínculo. En su momento, en una reunión que tuve con el Ex Presidente de la institución, Herberto Reisin, dos desconocidos, tanto yo para él como él para mí, nos juntamos para ver si podíamos ponernos de acuerdo para crear una relación laboral y me planteó que estaban buscando una persona que acompañara el área de prensa, como cronista, pero comenzamos a darnos cuenta de que había muchas cosas por hacer y espacios por explotar. A partir de allí, tuve la posibilidad de dirigir el Departamento de Prensa, luego actividades de juventud, posteriormente de adultos mayores, el área de cultura, participación en la mesa de culto, jaguim, relaciones institucionales con instituciones locales y del resto del país, la coordinación institucional, y finalmente, tras una apuesta de la actual mesa directiva, y de la confianza que me otorgó el presidente Hugo Waitman, me nombraron Directori Institucional. De más está decir que la institución me dio todo en estos 7 años, me permitió crecer personalmente. Los recuerdos son todos magníficos.”

¿Cómo crees que aportaste a esos espacios mencionados que estaban vacíos, cuando algunos incluso ni eran tenidos en cuenta en años anteriores?

“No creo que yo haya descubierto segmentos nuevos en la Kehilá. La comunidad que tiene 100 años ya cumplidos, se fue desarrollando y aggiornando a los momentos, creando nuevas sub-comisiones, y yo en esa historia, soy un pequeño eslabón profesional y con mucho amor por la institución que trató de dar un poco más de orden a las tareas de las comisiones en las que me involucré. Me acompañó un montón de gente, tuve mucho apoyo de personas que hicieron que los méritos de cada éxito o logro alcanzado, así como también los fracasos, siempre fueran compartidos. Jamás lo hice solo, simplemente era el referente.”

Sin embargo, llegaste a uno de los máximos cargos, ¿Qué crees que le aportaste a la institución, y qué aportó la institución en tu vida?

“El espíritu mismo de ser parte de esta Kehilá, haberme criado acá, saber que apuesto al crecimiento de esta comunidad, fueron el amor y el motor que me llevaron a constuir nuevos espacios o hacer cosas innovadoras de la mano de diferentes comisiones directivas, sub-comisiones y compañeros del staff profesional.”


¿Y la institución para con vos? ¿Qué te llevas de acá, sabiendo que lo aprendiste solamente acá y no lo obtuviste en otro lado?

“Poder mantener un orden de trabajo en la multiplicidad de cosas que suceden a diario. La vorágine de vida y actividades que lleva adelante esta Kehilá es muy difícil; no se puede capitanear este barco sin tener claridad o saber cuál es el norte hacia el cual vamos; saber jerarquizar tareas y poder ordenarme para cumplir con estas necesidades. Creo que lo que me dio el Centro Unión es un orden profesional.”

 

¿Y por qué tomaste esta decisión, para muchos sorpresiva?

“Esta desvinculación profesional se da fundamentalmente porque tengo ambiciones personales de poder crecer y desarrollarme en nuevos mercados, hacerme de nuevas armas, seguir fortaleciéndome siempre desde lo personal y profesional. Creo que, en ese sentido, le he dado al Centro Unión Israelita todo lo que podía darle, y por otro lado, la comunidad también necesita refrescar ideas, cambiar visiones y metodologías; renovar los líderes que ocupan los puestos laborales es importante. Es un beneficio de las dos partes: por mi lado, porque quiero continuar de la mano de la comunidad, como siempre lo hice, y al mismo tiempo porque tengo la edad y las ganas de emprender nuevos desafíos en mi vida; creo que en ese aspecto estamos en sintonía con la institución. Quiero que los dos crezcamos, y nos desarrollemos, Estoy buscando la tranquilidad de ambos lados, sin que haya una especie de atascamiento de procesos que los termine convirtiendo, a lo largo del tiempo, en acciones mecánicas sin planificación a futuro. La comunidad merece ser pensada, requiere de tiempo y esfuerzo, y para eso es necesario que se renueven los profesionales que trabajan aquí.”

Atravesaste muchos espacios de esta Kehilá, por lo tanto podés responder esto mejor que nadie: ¿Qué se requiere para trabajar en el Centro Unión Israelita? ¿Qué exige esta institución?

“Se cae de maduro lo que uno diga, porque es la frase que más se repite cuando se analizan las kehilot, pero esencialmente son ganas de llenarse las manos de barro, dedicar horas, tener amor por la comunidad, saber que pueden haber momentos más lindos o más feos, pero tener en claro que el objetivo es construir una comunidad para el día de mañana, donde uno pueda concurrir con su familia, llenarse de tradiciones, de todo aquello que hace al culto, en un marco de socialización, y comunitario. Hace falta fundamentalmente amor, pasión y trabajo.”

¿Cuáles fueron los desafíos más grandes por los que te tocó pasar estando en la institución y cuáles crees que son los desafíos institucionales actuales?

“Desde lo personal, el mayor desafío que tuve que enfrentar fue quitarme el mote de ser “el sobrino de”, ser el sobrino de la Directora General, que tenía coronita, que tenía beneficios, etc., y poder vencer eso a partir del trabajo, de ligarme a las tareas que me incumbían, hacer las cosas bien, responder a fuerza de hechos. Después, el segundo desafío tuvo que ver con que la institución pueda acompañar esa ambición juvenil que siempre tuve, querer que las cosas sean más grandes, lindas, convocantes, y de repente empezar a ver cómo se creaban nuevos espacios para la comunidad que, afortunadamente, hoy muchos de esos ya están instalados. Creo que la cumbre, el pico máximo de ese trabajo lo puse en evidencia durante el año de los festejos del Centenario; todas esas destrezas que fui aprendiendo aquí, se expusieron en semejante ciclo de festejos, reuniones, convocatorias, conferencias, con profesionales e instancias de primera categoría. Que no hayan existido falencias en ese conjunto de acontecimientos es la muestra de que se podía crecer, ser más, y que la institución misma acompañaba ese desafío personal.”

¿Cómo crees que reaccionará la comunidad cuando lea esta entrevista?

“Sorpresa, probablemente, porque es algo que no había sido anunciado y se va a dar de inmediato, pero en definitiva es una acción planteada con tiempo ante la Comisión Directiva, consensuada, y como dije, el primer mensaje es que no me voy y queda todo en banda, sino que me voy para seguir cooperando, para acompañar al profesional que se sume y se involucre en el espacio que yo dejo, y me voy sabiendo que las cosas funcionan más allá de este profesional, porque hay muchos otros profesionales y azkanim en la institución que son, en definitiva, quienes llevan las riendas de este caballo. Hay una frase que con el tiempo se me hizo carne, ´Las personas pasan, las instituciones quedan´, y en definitva esto es así.”

Por último, ¿Qué mensaje le dejarías a la comunidad judía de Córdoba?

Más que un mensaje, quisiera invitar a toda la comunidad a que se acerque al Centro Unión Israelita, que conozca los procesos de trabajo, los programas que día a día se diseñan para hacer de ésta una Kehilá cada día más viva y pujante. Hay muchísimos desafíos por vencer, ya fue asumido el compromiso de hacerlo, hay profesionales idóneos y dirigentes empapados de pasión por el trabajo comunitario. Las condiciones están dadas, pero todo ese esfuerzo cobra sentido solo cuando la comunidad se involucra y se hace parte.

El Centro Unión es el segundo hogar de cada uno de los judíos en Córdoba. Participar, discutir ideas, aportar trabajo, involucrarse en proyectos y verlos prosperar, es una satisfacción indescriptible.

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