);

Pureza contra impureza

0

Comentario de Shabat Pará, por el seminarista Dr. Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

En la sección de la Torá suplementaria a la parashá de esta semana (el «maftir»), que le da a este shabat el nombre de “Shabat Pará”,  encontramos el extraño ritual de la vaca roja, la “Pará Adumá».

Según la tradición, esta vaca era sacrificada y consumida por el fuego fuera del campamento, sus cenizas se  mezclaban entonces con “madera de cedro e hisopo y lana carmesí” y así se convertían en un  líquido para  purificación que se  guardaba, también, fuera del campamento. Siguiendo a la Torá, este líquido era utilizado para lavar a aquellos que tuvieran contacto con un cadáver. Tenía el poder de purificar sobre la fuente más virulenta de impureza ritual conocida en la tradición religiosa judía: la muerte. Pero, paradójicamente, esta misma poción destinada a limpiar a aquellos que habían sido tocados por la muerte impurificaba, a su vez,  a los involucrados en su preparación. Lo que traía liberación a algunos, imponía confinamiento a otros. (claro que no por siete días como en el caso de la muerte, pero sí al menos por uno).

Para resumir: Las cenizas de la vaca roja purificaban al impuro e impurificaban al puro.

¿Y  que  símbolos encierra este extraño y oscuro ritual para nosotros, judíos del siglo 21?
Creo que para mitigar la impureza, debemos convertirnos en “impuros”. Es como si dijéramos: “para rescatar a una persona que se esta ahogando, debemos estar preparados para mojarnos”. Es difícil consolar dolientes mientras no hemos experimentado la muerte de un ser querido nosotros mismos. (No olvidemos que a los niños cuyos padres están vivos no les corresponde el servicio de Izkor). Las propias situaciones adversas y desfavorables vividas, los propios «contactos con la muerte», es decir nuestras pérdidas, bien pueden forjar una filosofía de vida y un sentimiento de un destino compartido con nuestros semejantes. De la misma manera, cuando hemos sufrido en el alma los “isurei ahava”, los dolores que, a veces, provoca el amor podemos también aspirar a amar de manera genuina a una persona.

Así como el fuego se apaga con fuego, así como la impureza tuvo una vez el poder de limpiar la impureza, así el sufrimiento tiene el poder de aliviar el sufrimiento.

Con los deseos de un Shabat en Shalom,
Seminarista Gabriel Pristzker
Kehilá de Córdoba, Argentina

No hay comentarios

ACCIONES DULCES Y CÁLIDAS

Una vez más, nuestra comunidad dijo presente en la campaña de tejido de frazadas organizada por «Cadena 3». 3000 tejedoras se dieron cita en la ...