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Resignificando la esperanza

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El miércoles 10 de mayo abrimos las puertas a la esperanza. El ciclo de charlas “Pensando juntos”, promovido por el Centro Unión Israelita, Macabi Noar y la Escuela de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Humanidades, invitó a un nuevo ejercicio de reflexión. Las más de cincuenta personas que estuvieron en el Salón de la calle Alvear 254 llegaron con el ritmo acelerado de un día de semana, pero la capacidad discursiva de los disertantes y la profundidad de los temas planteados permitió el ingreso a un clima de disfrute intelectual.

Con el poema “No te rindas” de Mario Benedetti, Mario Polacov abrió el camino dejando el sabor de una belleza literaria. A continuación, tomó el micrófono el rabino Marcelo Polakoff para dar la mirada judía de la esperanza. Con su didáctica habitual desplegó su saber, dejando en claro que el judaísmo instaló el concepto de “futuro” desafiando una continuidad estática y cíclica de la vida: lo que fue, no necesariamente seguirá siendo. Moshé, por mandato divino, cambió la historia de nuestro pueblo para abrazar la libertad, y con ella, la esperanza. La posibilidad de cambio empuja a la acción; jugando con las letras hebreas, Marcelo llevó a la parábola del alpinista que aferra su soga en un extremo que ignora, pero en el cual confía y se sostiene de ella para avanzar.

Luego, llegó el turno del filósofo Carlos Martínez Ruiz, que con su hablar pausado pero punzante expuso su mensaje. Mostró a la esperanza como naciente del pesimismo, del vacío y de la carencia; la presentó como una construcción colectiva, porque depende no sólo de uno, sino de los demás y de las circunstancias; de su carácter activo, porque nada se espera, sino que se va en busca de algo que se anhela. Planteó que la esperanza es el resultado de trabajar la angustia, de que es la contrapartida del miedo, que ciega y paraliza.

Más tarde, llegó finalmente el momento de las preguntas, de mostrar perspectivas diferentes pero complementarias, para el enriquecimiento y descubrimiento de aspectos de sumo interés. Fue una fiesta del pensamiento, una gala de ideas que se seguirán procesando y debatiendo en la intimidad de cada uno de los que estuvieron presentes.

“La esperanza es lo último que se pierde”, sentencia el dicho popular. “Pensando juntos” nos ayudó a encontrarla y descubrirla.

En un mes se renovará la cita de un nuevo encuentro; será otra oportunidad para aprender y crecer.

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