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UNA HISTORIA COCINADA

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La transmisión de generación en generación de tradiciones, recetas, cuentos, canciones, casi siempre viaja en bobe. O en zeide. Y esta noche lo vivimos todos. Como nos tienen acostumbrados, el relato se inició con una presentación. La Directora del Gan Ierushalaim, Miriam Szafran, dio a conocer los secretos de esta cocina: los olores y los sabores de la infancia, los lugares conocidos que habitan la memoria, y emocionada trajo sus propios recuerdos de aquellos abuelos que aun están presentes en alguna música, en algún sabor. Inmediatamente, asistimos a la presentación de los protagonistas… y ¡ya estaba todo listo! La fiesta de cierre anual 2016 del Gan comenzó…

Una voz en off describió con certeza las variantes de todas las abuelas que conocemos: bobes, las nonas, las abus… Pero entre todas eligieron una muy especial, la de esta historia.

Para empezar, vimos a la Morá Sol organizando una cocina gigante con ilustraciones únicas y exclusivas, realizadas por los alumnos de las kitot de 5 años. El cuento estaba planteado, era el momento de la aparición de los ayudantes que dieron los toques finales sobre el escenario, para que comience el show.

Así, una banda muy colorida de decoradores sorprendió con enormes espátulas, cucharas, espumaderas y cuchillos haciendo de estos utensilios verdaderos compañeros de baile. Al ritmo de jazz, crearon un momento mágico. Con movimiento de cabezas, brazos, y sus sonrisas, ¡si, los chicos de las kitot de 3 años sobre el escenario!

Ni bien los pequeños desaparecieron tras bambalinas, la desopilante bobe (morá Eva) se hizo presente y luego con ella, como era de esperar, el zeide (morá Carlina), quienes tras un llamado, se enteraron: ¡La familia viene a cenar! ¡Hay que hacer las compras para cocinar!

Fue la antesala perfecta para el ingreso de los más pequeños del Gan, los de 1 añito, junto a sus mamás y papas. Primero, los repositores, diligentes, armaron el súper. Luego, fue el turno de la verdulería con cajones de colorida mercadería. Y finalmente, los clientes que llegaron; ¡todos demostraron que aquí vale la pena comprar! ¡Un supermercado espectacular!

Con todos los ingredientes listos, la bobe se sintió preparada. La hora de cocinar estuvo a cargo de las kitot de 2 años, con delantales de cocineros y las manos en la masa. Nos mostraron el arte de amasar una masa perfecta para envolver unos exquisitos knishes.

La bobe puso el reloj del horno, y se dejó llevar por los pensamientos. Este sería el nexo para el capítulo siguiente de nuestra historia. ¿Quién diría que esperar a que la cena se cocine puede llevarnos de viaje al pasado por el túnel de los recuerdos? ¡Los alumnos de las kitot de 4! personajes de los años mozos de la bobe y el zeide, como relojes sincopados, nos mostraron el paso del tiempo en una presentación deliciosa.

Todo parecía andar sobre rieles para la cocinera cuando, por descuido, mientras buscaba una receta, cayó su gran recetario y se generó una gran mezcla: los chicos de kitá de 5 nos cantaron y bailaron una ingeniosa canción grabada especialmente para la fiesta, ¿Qué extraña mezcla saldrá de un pollo y un helado? ¿O de leche y cebolla? ¡El disparate los encontró danzando los compases de «Macarena» con una letra muy particular!

Y mientras tanto, la cena estuvo lista y las visitas al llegar. Como toda idishe bobe, la comida le pareció poca, pero la verdad… ¡era una tremenda cantidad! ¡Los invitados igualmente se comieron todo! (para que la bobe no se sienta mal) “¿Cómo lo hicieron? ¡Danzando!” ¡Y así ingresaron los alumnos de la kitá de 5, con sus bandejas repletas, mostrando su alegría y finalmente, sus panzas llenas!

Camino a la resolución del relato, ¿Les dijimos que ocurrió? una vez más, como en todo cuento, la historia comenzó a llegar al final cuando nuestra bobe y el zeide despidieron a sus hijos y nietos con pekele incluido.

Es que el amor puede todo, cuando a la bobe se le suman muchas otras mujeres para recibir una herencia de sabiduría y cariño.

¡Hasta el año que viene Gan Ierushalaim! Pekele incluido.

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