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10 de Tevet: Las causas de la des/cons-trucción

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Comentario del 10 de Tevet, por el rabino Gabriel Pristzker, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

Estimado lector: En estos precisos minutos en que estás leyendo estás líneas, puede ser que sea aún el día 10 en el mes hebreo de Tevet, o quizás, lo haya sido ayer.

“Tzom Asara beTevet”, tal su nombre en hebreo, es uno de cuatro ayunos que ligan con diferentes eventos trágicos para Jerusalem en particular y para el Pueblo de Israel el general (los otros son el 9 de Av, el 17 de Tamuz y el 3 de Tishrei).
La tradición rabínica pone en este día el comienzo del sitio a Ierushalaim por parte de Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo que llevó, meses más adelante, a la destrucción del Primer Templo y, finalmente, al exilio babilónico.
Cuando navegamos en las fuentes talmúdicas, surge de inmediato la idea de que los enemigos de Israel, destructores de “las” Ierushalaim y sus Templos, son una especie de herramienta divina que viene a enderezar y/o a amonestar al pueblo por desvíos en sus conductas. Dicho de otro modo, Dios percibía que existía una devastación de carácter social-moral que es previa a las destrucciones en los edificios consagrados y/o que está devastación, en el entramado humano de nuestros antepasados, hacía fútil la existencia de los templos y, de ahí, su posterior demolición.
Quisiera citar aquí al libro “Nosotros en el tiempo”, de Eliahu Kitov (editorial Lubavitch Sudamericana, 2002, volumen 2, página 516): “Nuestros Sabios enseñaron (Talmud, Iomá 9b): el primer Beit HaMikdash fue destruido por tres pecados que el pueblo cometió en aquella época: la idolatría, las relaciones sexuales prohibidas, y el asesinato. No hubo lugar en toda la tierra de Israel donde no se veneraran ídolos, hasta el punto de que siete tribunales supremos también incurrieron en esta falta. Además, el pueblo comenzó a profanar el Shabat , los niños dejaron de estudiar Torá, se dejó de recitar el shemá por la mañana y por la noche, y la gente perdió la vergüenza entre sí, ocasionando de ese modo la destrucción de la tierra.
El segundo Beit HaMikdash fue destruido debido al odio injustificado que había entre la gente, a la falta de amonestación de unos a otros, a que avergonzaban a los eruditos y no establecían una diferenciación entre el grande y el pequeño, a la carencia de hombre de fe, y a que basaban sus juicios en una interpretación estricta de la Torá que hacían valer a rajatabla sin hacer concesiones unos a otros en aras de la paz y la convivencia armónica”.
Interesante.
Lector: relee ahora, detenidamente, las CAUSAS/RAZONES de las destrucciones.
Sigamos ahora: Ierushalaim está nuevamente en el centro de la escena. ¿En qué sentido es ella existencialmente significativa desde la perspectiva divina siguiendo la lógica Talmúdica? ¿Desde qué óptica es esta ciudad consagrada relevante para nosotros?
Vayamos por la dirección opuesta ahora. Sabemos porqué fue destruida, leamos porqué, en primera instancia, fue elegida por Dios para “hacer residir allí Su Presencia” y completemos el círculo.
El midrásh cuenta la historia de dos hermanos. Cada uno de estos hermanos tenia una parcela de tierra en laderas opuestas de un montaña. Un  hermano tenia una familia numerosa, mientras que el otro no tenia hijos.

El hermano que tenía hijos pensó para si: “mi pobre hermano. Debe de sentirse tan triste  sin hijos que le alegren el corazón. Lo menos que puedo hacer por él es darle un poco de trigo de mi cosecha”. Al no querer que su hermano lo descubriera, tomaba un atado de trigo, cruzaba la montaña y clandestinamente ponía el trigo en el depósito de su hermano.

Mientras tanto, del otro lado de la montaña el hermano que no tenia hijos pensaba y se decía a si mismo. “mi hermano y yo tenemos el mismo tamaño de lote. Sin embargo, él tiene muchas mas bocas para alimentar. Debe de ser muy difícil para él. Ya se lo que haré. Cruzaré la montaña y le pondré un atado de trigo en su deposito”.

Y así, durante mucho tiempo, estos dos hermanos se cruzaban en la impenetrable noche cuando iban a dejar el atado de trigo. A la mañana, cada uno notaba sorprendido que su provisión no disminuía.

Finalmente, una noche, cuando cada hermano subía la montaña con su atado de trigo, sus caminos se cruzaron. Se miraron y de repente cada uno comprendió porqué su provisión no disminuía. Los dos hermanos se abrazaron y ambos lloraron por el profundo amor del uno hacia otro. Dios vio esto y decidió que ese seria el lugar sonde se construiría el sagrado templo.

Que tengas/hayas tenido un ayuno existencialmente significativo.

 

Rabino Dr. Gabriel Pristzker

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