Comentario de Parashot Ajarei Mot – Kedoshim, Por el rabino Rami Pavolotzky, de la Congregación B´nei Israel, Costa Rica.
Combinar sabiamente la ética y el ritual
En el comienzo de Parashat Kedoshim aparece el siguiente versículo: “Cada hombre a su madre y a su padre habréis de venerar y Mis Sábados habréis de guardar. Yo soy Adonai vuestro Dios” (Vaikrá 19:3). Llama la atención que estos dos mandamientos tan diferentes aparezcan juntos en la misma oración. Según Rashi, la intención de la Torá es enseñarnos una ley concreta (halajá le-maasé): si nuestro padre o madre nos piden, o incluso nos exigen, que no observemos el Shabat, no debemos obedecerles. Esta norma se aprende de la sentencia final del versículo, “Yo soy Adonai vuestro Dios”, la cual expresa que tanto hijos como padres deben guardar respeto y obedecer a Dios. De hecho, vale agregar que aquí el Shabat es un caso específico de una prohibición general, ya que no deberíamos dejar de cumplir ningún precepto, aun cuando nuestros padres nos ordenaran lo contrario.
Un aspecto curioso e interesante de este versículo es que contiene dos de los mandamientos más importantes, como ser el respeto a los padres y la observancia del Shabat. Habitualmente, leyes diferentes aparecen en versículos distintos, sobre todo en casos tan destacados como los que nos ocupan. Además, cada uno de estos preceptos representa un arquetipo de obligación religiosa. Por un lado, el respeto a los padres tiene que ver con la ética y la moral, y nos hace recordar otras mitzvot (preceptos religiosos) afines, como ser la ayuda a la gente pobre, el amor al prójimo o visitar a los enfermos. Por otro lado, el Shabat representa a las obligaciones rituales, y lo podríamos asociar directamente con preceptos tales como comer kasher, usar Tefilín o construir la Sucá.
En resumen, el versículo que estamos estudiando une dos grandes ejemplos de normas éticas y rituales. Lo más notable del caso es que viene uno detrás del otro, sin ninguna pausa ni separación. Muchos sabios opinan que este hecho insinúa un mensaje muy importante, que tiene que ver con una forma particular de entender al judaísmo.
Muchos judíos prefieren destacar los preceptos éticos, la conducta moral, sin darle mayor importancia a las obligaciones rituales. Para este grupo de gente, ser un “buen judío” equivale a ser una buena persona, ayudando a los demás y respetando al prójimo. Aquí la moral se encuentra en el corazón del judaísmo. Otros judíos, en cambio, creen que el centro del judaísmo está en el cumplimiento de las obligaciones rituales. Un “buen judío” es quien come kasher, reza tres veces al día y usa kipá. Aquí la liturgia y el culto conforman la médula ósea del judaísmo
Podemos observar a diario que una parte importante del mundo judío se encuentra polarizada en estos dos focos: los que enfatizan la ética, por un lado, y los que glorifican el ritual, por otro. ¿Serán estas opciones sanas para un judaísmo fuerte y dinámico? ¿No estaremos perdiendo algo significativo cuando descartamos uno u otro aspecto?
Volviendo a nuestro versículo, posiblemente el mensaje que se nos quiere transmitir al incluir juntos dos ejemplos de mitzvot rituales y éticas, es que un judaísmo rico y creativo debe combinar estos dos aspectos con sabiduría y moderación. Si solamente nos interesa ser “buenas personas”, estamos perdiendo lo específicamente judío, lo que nos distingue. Pero si nada más nos concentramos en el ritual y la práctica, entonces nos convertimos en robots que obedecen órdenes ciegamente, sin capacidad de reflexionar, sin sensibilidad.
Creo que es importante aprender a combinar con lucidez ambos ingredientes, el moral y el ritual. Es necesario dotar nuestras vidas de las dosis justas de ambos aspectos, para acercarnos al ideal de nuestra tradición: ser una persona justa y misericordiosa, que al mismo tiempo conserva y recrea los antiguos rituales. La puesta en práctica de uno de estos elementos no debe ir en detrimento del otro, sino que mas bien al combinarse sabiamente, ambos pueden potenciarse en armonía
¿Aceptamos el desafío?
¡Shabat Shalom!
Rabino Rami Pavolotzky
Congregación B´nei Israel, Costa Rica
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