El acantonamiento fue una experiencia inolvidable durante los días 8, 9, 10 y 11 de mayo, en la cual participaron los chicos de cuarto año de nuestro nivel secundario junto con los alumnos del colegio Tarbut de Bs. As. Todos ellos pudieron disfrutar de una actividad en permanente contacto con el medio ambiente, ya que está pensado como un campamento de montaña. Fueron acompañados por los profesores Marcos Bianchi, Gastón Litvinoff y Eugenia Brogin.
Este proyecto del área de Educación Física del colegio, que ya lleva 5 años, permite a los chicos tener un espacio de aprendizaje sobre la vida en la naturaleza en un lugar inigualable de nuestra provincia, y a su vez ofrece un marco social con chicos de nuestra comunidad.
En un breve repaso por las actividades que se realizaron, les contamos que el día jueves los chicos llegaron caminando a lo largo de un kilómetro al refugio del Pilar ubicado en la base de los Gigantes, entre rocas y pasando por un arroyito. Los alumnos colaboraron para el traslado de todos los elementos y materiales necesarios para la supervivencia de dos días en el mismo. Por la tarde, se hicieron actividades propias de montaña, como rapel y tirolesa, acompañados de los guías correspondientes y con las medidas de seguridad necesarias.
El viernes se realizó un trekking, saliendo temprano del refugio, hacia el Valle de Los Lisos. Luego, de regreso, todos compartieron el Kabalat Shabat.
El sábado los chicos tuvieron la oportunidad de vivenciar el arte de cocinar, luego de ser provistos de los elementos necesarios para ello. Después llegó el turno de la posada en Tanti, donde se realizaron diferentes actividades recreativas y de ocio para finalizar el día domingo.
La salida fue una experiencia única para los chicos, que pudieron no sólo disfrutar de un paseo en el campo sino también estrechar lazos con chicos de otra provincia que seguramente se fortalecerá en futuros proyectos.
Marcos Chejoski: “El campamento fue en el medio de la montaña, estábamos alejados de todos, el jueves y viernes dormimos en un albergue, los hombres por un lado y las mujeres por otro. No teníamos luz y para higienizarnos teníamos que ir al río. Hicimos caminatas sobre la montaña. Lo que más me gustó fue relacionarme y poder conocer a los chicos de Buenos Aires que eran muy piolas. Fue muy interesante poder adaptarnos a otra cosa de la que estamos acostumbrados a vivir, ya que no teníamos agua ni luz. Nos costó bastante pero fue una experiencia muy buena.”
Tamara Gelerstein: “Estuvimos en el medio de la nada, dormimos en un refugio sin agua ni luz. Para lavarnos los dientes teníamos que ir al río directamente. Tampoco había gas y tuvimos que transportar las garrafas para cocinar. Lo que más me gustó del campamento fue que a partir de las siete de la tarde ya no te distinguías con nadie, estábamos en la oscuridad literalmente. Prendimos una fogata y nos sentamos todos alrededor de ella, donde los chicos tocaban la guitarra y todos cantábamos, fue muy divertido.”
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