El conocido dicho popular declara que “la unión hace la fuerza”: un mensaje que llama a sumar voluntades para alcanzar los objetivos deseados. Una amalgama que alinea y aglutina, un encuentro de coincidencias que vigoriza y da continuidad a las ideas.
Ahora bien, detrás de ciertos conceptos aparecen voces que desafían las certezas haciéndonos reflexionar y reposicionarnos en las decisiones. Algo de eso sucedió el sábado pasado en Judaísmo a la carta, cuando se abordó el tema “Pensar distinto”. Al abrir las pantallas, apareció el rabino Gabi Pristzker con un alegato a favor de la diversidad, refiriendo las bondades del debate y la sana discusión. Llamó a no tener miedo a la separación, a marcar de manera firme y contundente que las diferencias no implican una debilidad, sino una fortaleza. Que todos tenemos la libre elección para adherir a lo que consideramos más afín, dejando a un lado la opinión de quien tenemos al lado.
Planteó la importancia de construir una identidad clara y bien asentada para que, desde esa ubicación, podamos marcar una distancia con otras maneras de ver la vida judía. Y resaltó el valor de la educación para reafirmar los valores y las convicciones, como una herramienta que lleva a encontrarnos con nuestra auténtica esencia.
Se cerró así la charla, pero se abrieron nuevas puertas. Cada uno desde su lugar, y la comunidad desde el suyo, tenemos la responsabilidad y el compromiso de levantar nuestras banderas de propia identidad. Juntos lo seguiremos haciendo.
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