Compartimos el artículo publicado por nuestro rabino Marcelo Polakoff en la edición del martes 26 de octubre de 2021 del períodico «La Voz del Interior»
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En una de sus inolvidables canciones Serrat decía: “hoy las musas han pasado de mí” y suponía que era porque “andarán de vacaciones”.
¿Quiénes eran esas fantásticas deidades de la mitología griega a las que aludía el cantautor? Pues nada menos que las que otorgaban a sus fieles seguidores la inspiración adecuada para perfilar todo tipo de arte creativo agazapado entre las diferentes y variadas expresiones del espíritu humano.
La danza, la lírica, la música, la comedia, la poesía, y también la tragedia, la astronomía y hasta la retórica abrevaban de sus frescas fuentes vitales. Y de aquí, de “musa”, evidentemente nacieron los “museos”.
Se me hace que ese concepto enraizado en lo griego, en lo preeminentemente estético, tiene un algo de corte narcisista pues el que se inspira, en última instancia, solamente absorbe. Ahora bien, en la propia hechura de su obra en cierto modo devuelve al cosmos (a modo de exhalación) la otra mitad de toda buena respiración que -si se precia de tal- siempre debe ser dual. Precisa tanto de la recepción del aire cuanto de su devolución. Abundar en la primera nos haría explotar; en la segunda, nos vaciaría.
Los museos debieran propender entonces a ese equilibrio homeostático que domina cada hálito, cada “neshimá”, una voz hebrea que declina en “neshamá” para tornar esa respiración en “alma”.
El “Muju”, el Museo Judío Virtual de Córdoba que vamos a descubrir este miércoles desde el Centro Unión Israelita, es un intento de ello. No es solamente el primer museo digital con acento cordobés; ese es un dato efímero. Es un intento no acabado, y en permanente construcción, para percibir y respirar un poco de la tetramilenaria cultura judaica y de la más que centenaria vida judía en nuestro querido terruño.
Fotos antiguas que se mezclan con recetas de comidas típicas, canciones tradicionales que rodean el sentido de cada festividad, un mapamundi que señala el variopinto origen de nuestros zeides y bobes inmigrantes, la Shoá que se abraza a un “idishómetro”, Israel que florece entre las historias de decenas de familias y una visita tridimensional a la sinagoga mayor de Córdoba son sólo algunas de sus curiosas ventanas.
Adentrarse en ellas es inhalar algo de lo que emana el lozano espíritu de nuestro pueblo.
¡Bienvenidos!
Rabino Marcelo Polakoff
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