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El Pueblo de Israel supo generar a lo largo de su milenario devenir lugares de encuentro con Dios

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Muy al principio y de manera individual, distintos personajes bíblicos (Avraham, Iaakov…. y otros) encontraron, de manera espontánea, instancias que los expusieron ante la Divinidad estando ellos en espacios variopintos: A la vera de un camino caminando, entre pastizales, o como sucediera con Moisés, desde la entraña de una zarza que ardía, más no se consumía.

Luego, ya salidos de Egipto, Dios ordena al pueblo a construir el “Mishkán” , el sitio donde la Presencia Divina (la “Shejiná”) pudo residir tanto en los años del desierto como en los primeros tiempos del ingreso a la Tierra de Canaán.

El primer y el segundo Beit HaMikdash, los Templos de Jerusalem, fueron luego los lugares de espacio cúlticos que siguieron en el desarrollo histórico, y que aún cambiando de arquitectura conservaron la esencia: permitirle a nuestros antepasados elevar sus voces hacia Dios para agradecerLe primero y, luego, pedirLe por bendición y sustento.

Como si fuera la página de un libro de historia que se da vuelta, aparece entonces la institución Sinagoga, la casa de estudios, reunión y oración que, hasta el presente, sigue siendo el espacio, nuevamente, de encuentro individual y comunitario con lo trascendente.

Desde el año 1948 tenemos, al mismo tiempo y en un mismo lugar, un Mishkán , un Beit HaMikdash y una Sinagoga para toda la familia de Am Israel. Lo llamamos: “Medinat Israel, el moderno Estado de Israel. Y de manera trans-histórica , una columna de voces , en hebreo “Tal Piot” se sigue elevando hacia las alturas buscando conectar lo Divino con lo humano….o quizás haciendo a lo humano…algo Divino.

Mientras escribo estas líneas, desde Córdoba nos hemos constituido, también, en un “Talpiot”: una columna de voces que se unen, desde todo el mundo, iguales a la de nuestros antepasados en forma y en esencia, en continente y en contenido, con todos las instancias arriba mencionados y, hoy en especial, con los corazones de los familiares que tienen a sus seres queridos secuestrados en Gaza.

Y es que esta columna de voces llega desde nuestra comunidad hasta el actual templo sagrado del pueblo judío a través de “Koolulam”, el medio para reclamar desde la música y desde los cuatro puntos cardinales, por la vuelta de todos ellos a casa, a nuestra Casa/Mishkán/Beit HaMikdash/Sinagoga del Pueblo Judío.

Tanto en términos metafísicos y tal como dijeron los Profetas Bíblicos aludiendo a esa era mesiánica en la que “los corazones de los hijos estarán junto a los corazones de sus padres, y el corazón de los padres estará junto al corazón de sus hijos”, como en términos reales y actuales, desde Córdoba viajarán nuestras voces, se constituirán en un “Talpiot” y unidas a nuestros hermanos en Israel clamaremos por su regreso prontamente y en nuestros días.

Que así sea. Amén.

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