Se celebra el 25 de Kislev y dura ocho días.
Es una festividad post-bíblica. Janucá conmemora la victoria militar de los macabeos contra la ocupación greco-siria en el siglo IV a.e.c. En la época del segundo Templo de Jerusalén, el imperio Griego – que gobernaba en la tierra de Israel – decretó varios leyes en contra del pueblo de Israel con la finalidad de anular su religión. Ellos prohibieron el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. A esto siguió el deseo de derrotar a los judíos también espiritualmente, profanando el Templo con la entronización de ídolos en los lugares mas sagrados para el judaísmo y destruyendo varias partes de él. Los griegos no dejaban opción a los pueblos conquistados y quisieron imponer su cultura y prácticas de idolatría a los judíos, prohibiéndoles cuidar el shabat, practicar la circuncisión o enseñar la Torá. Un grupo de judíos de la familia de los Jashmonaím, liderados por Matitiahu, hartos de tener que soportar tantas vejaciones y viendo peligrar el judaísmo se rebelaron contra los griegos.
Matitiahu no era un político ni un militar, sino un kohen de la aldea de Modiín. Él y sus cinco hijos lideraron la rebelión combatiendo contra un ejército bien armado y numéricamente superior. Después de casi 20 años de lucha, obtuvieron tanto la libertad religiosa como la política. La reconquista y la liberación del Templo tuvieron lugar en el año 164 a.e.c. Fue entonces cuando tuvo lugar el milagro de Janucá.
El día 25 del mes de Kislev fue el día de dicha victoria. Ellos entraron al Templo y sólo encontraron allí un frasco de aceite puro que tenía el sello del Kohen Gadol (sumo sacerdote) y sólo alcanzaba para encender la menorá del Templo un sólo día. Sin embargo, con ese aceite la menorá permaneció encendida durante ocho día, hasta que machacaron olivas y extrajeron nuevamente aceite puro.
Así nuestro Sabios de aquella generación decretaron que sean estos ocho día – a partir del 25 de Kislev – día de alegría y de alabanza, y que en ellos se enciendan luces durante ocho noches, para mostrar y difundir el gran milagro ocurrido.
La palabra hebrea «janú» significa «descansaron» y el valor numérico de las letras kaf y he suma 25 (ya que en hebreo cada letra tiene un valor numérico, la letra kaf, 20 y la he, 5). Esta fiesta se llama Janucá pues ellos descansaron (janú) después de muchas batallas contra los griegos, el 25 (kaf,he) del mes de Kislev.
Costumbres:
En los hogares judíos se enciende el candelabro de 8 brazos especial para Janucá, llamado «janukiá». Se empieza encendiendo una vela el primer día y se va encendiendo una vela más cada noche hasta culminar con todo el candelabro encendido en la octava noche de Janucá. El día de encendido que coincide con Shabat, deben encenderse primero las velas de Jánuca.
Cómo se Enciende:
La primera noche se enciende la vela que está en el extremo derecho de la janukiá. La segunda noche se enciende primero la segunda vela de la derecha y luego la vela que está a su derecha, y así sucesivamente el resto de los días. Es decir que cada noche se agrega una vela y la vela que se agrega es la que primero se enciende.
La primera noche antes de encender las velas se recitan tres bendiciones:
–Baruj Atá Adonai, Eloheinu, Mélej haolam, asher kideshanu bemitzvotav vetsivanu lehadlik ner shel Janucá
(Bendito eres Tu, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste encender la vela de Janucá).
–Baruj Atá Adonai, Eloheinu, Mélej haolam, sheasá nisim laabotenu baiamim hahem bazemán hazé
(Bendito eres Tu, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que hiciste milagros con nuestros padres en aquellos días en este tiempo).
–Baruj Atá Adonai, Eloheinu, Mélej haolam, shehejeianu vekiemanu vehiguianu lazemán hazé
(Bendito eres Tu, Señor, Dios nuestro, Rey del universo, que nos has hecho vivir, nos has mantenido y nos has hecho llegar hasta este tiempo).
Desde la segunda noche en adelante sólo se recitan las dos primeras bendiciones antes de encender la janukiá.
Luego del encendido se recita el siguiente texto:
HANEROT ALALU ANAJNU MADLIKIN, AL HANISIM, VEAL HA PURKAN, VEAL HAGUEBUROT, VEAL HA TESHUOT, VEAL HANIFLAOT, VEAL HANEJAMOT, SHEASITA LAABOTENU BAIAMIM HAEM BAZEMAN HAZE AL IEDEI KOHANEJA HAKEDOSHIM. VEJOL SHEMONAT IEMEI JANUKA HANEROT HALALU KODESH HEM, VEIN LANU RESHUT LEHISHTAMESH BAHEM, ELA LIROTAM BILBAD, KEDEI LEHODOT LISHMEJA AL NISEJA VEAL NIFLEOTEJA VEAL IESHUOTEJA.
(“Estas velas las encendemos por los milagros, las maravillas, los actos salvadores y las luchas que has hecho por nuestros padres en aquellos días, en aquél tiempo, por medio de tus santos sacerdotes. Estos ocho días son sagrados, y no tenemos permitido usar las velas, sino tan solo observarlas, para agradecerte y alabarte por tu gran nombre, tus milagros, tus maravillas y tus actos salvadores”).
Las luces de Janucá deben ser encendidas en la puerta de entrada próxima a la calle, para difundir el milagro, pero si donde uno vive no tiene entrada directa desde la calle entonces las luces de Januká deben ser encendidas en la ventana que está orientada hacia la calle.
Está prohibido tener provecho de la luz de las velas de Janucá. Es por eso que además de encender el número de velas necesario, cada noche se debe colocar en la janukiá una vela más llamada «shamash», y en caso de que alguien se olvide de la prohibición de la utilización de la luz de las velas de Janucá, resultará que utilizó la luz del shamash y no la de las velas que tienen santidad.
Sobre el juego del sevivón (perinola) se comenta que en el período que los griegos prohibieron a los judíos estudiar Torá, tuvieron que hacerlo a escondidas y cuando los griegos se acercaban escondían los libros de estudio y jugaban con el sevivón. Sobre los cuatro lados del sevivón está escrito las iniciales de las palabras: Nes Gadol Haia Po – un gran milagro ocurrió aquí (en Israel) y en la Diáspora: Nes Gadol Haia Sham (allí), en cada lado una letra.
Existen distintos tipos de juego que los niños realizan hoy en día en esta festividad con el sevivón
Janucá es la victoria de los pocos contra los numerosos, la victoria de los débiles contra los poderosos.
Janucá es una fuente permanente de lucha contra los ídolos y la asimilación. Demuestra la vigencia de los valores y la cultura judía por la cual lucharon los macabeos.
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