Este es el nombre que propusieron los chicos de cinco para su despedida del jardín, que los morim y morot prepararon para nuestros casi egresaditos.
Y fue así: una fiesta alegre, dinámica, llena de sorpresas, y un encuentro de amor… Amor entre compañeros, a los morim y morot que acompañaron de distintas maneras su trayecto, amor a un espacio que los cobijó durante tanto tiempo.
La festividad de Jánuca le dio sentido a los juegos en los que los niños y niñas encarnaron a los valientes Macabim para conquistar el Beit Ha´mikdash, y así conseguir frasquitos de aceite y las neirot para la Janukiá. El sebibón y los sufganiot también fueron protagonistas de una noche hermosa.
Las imágenes lo dicen todo…
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