por el rabino Marcelo Polakoff
Mientras el obispo de Villa María realizaba su oración al lado del rabino Eliahu Hamra (del Vaad Hakehilot) para dejar inaugurado el monumento a las víctimas de la Shoa y la remodelación del cementerio judío de la ciudad, yo me encontraba en la docta abriendo junto al rector de la Universidad Nacional de Córdoba y la legisladora electa Natalia de la Sota una jornada convocada por el Papa Francisco.
Sincronias curiosas y en espejo que me impidieron estar presente en aquel acto.
Sin embargo llegué a tiempo para participar del evento central de la jornada del jueves pasado, el 21 de noviembre: la inauguración del Museo Judío de Villa María.
Una multitud de familias esperaban entrar al recinto, encabezados por el intendente Martin Gill y Nora Bedano, la presidenta de la Agencia Córdoba Cultura.
También se hallaban allí los miembros de la Sociedad Israelita y del Colegio Bernardino Rivadavia, la institución educativa más prestigiosa de la ciudad, un colegio de más de 3000 alumnos.
Cortamos las cintas, colocamos las mezuzot junto a los dueños de casa (literalmente se encontraba allí el senor Calabres, un judío sefardí de 95 años que cedió la propiedad dónde había nacido para este maravilloso emprendimiento) y pude explicar muy sucintamente lo que significa un Sefer Tora y una mezuza.
La obra del museo se hizo en paralelo con la construcción de un hermoso y amplio salón para uso escolar, haciendo del conjunto un espacio multicultural único, que ahorra recursos y potencia todo lo proyectado.
El museo es una pequeña delicia, hecho con un nivel de pedagogía y tecnología envidiable, y es pasible de ser visitado no solo presencialmente, sino también de forma virtual:
Está quijotada fue liderada por nuestro querido Pablo Gornitz, quien junto a Yanina y a sus hijos no dejan de sorprendernos por su compromiso judaico, su compromiso social, su creatividad, su empuje y su generosidad.
Hay gente que cree que los museos son para mirar para atrás, pero no siempre sucede así.
En algunos pocos casos, y el de Villa María es uno de esos, también nos invitan a soñar para el mañana, a avizorar tiempos mejores en donde la integración respetuosa de la pluralidad sea una realidad cotidiana, y no haya que recordar ninguna de las tantas tragedias que nos enlutan como raza humana.
El final del video de presentación de este fantástico museo (que adjuntamos aquí debajo) lo pone en evidencia con claridad y sin estridencias. Sucede cuando -con total desparpajo- se cuela la vida por cada intersticio. Un hecho que en este espacio, créanme, está completamente garantizado.
¡Kol Hakavod!
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Video en HD del acuerdo por el cual creamos el Museo Judío y el Espacio Multicultural.
Muy emocionados y agradecidos por las muestras de cariño y apoyo de todos.
LeJaim!
Por muchos años más.
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