No era una jupá ni un brit milá. No era una graduación ni un logro profesional. Fue Judaísmo a la carta. Sucede que el sábado por la tarde tuvo lugar un nuevo encuentro en el que se abordó el vínculo de la astrología con la creencia judía. Allí estuvo el rabino Gabi Pristzker, trayendo una multiplicidad de textos para mostrar las opiniones disidentes sobre este punto: desde quienes señalaban que el destino de una persona estaba predeterminado por su natalicio, hasta otros que negaban rotundamente esta idea.
El Rab planteó que la antigua cultura babilónica impregnó la fuentes judías; el zodíaco (que representa los agrupamientos estelares) fue una referencia importante para los sabios talmúdicos al punto que acuñaron el concepto de “Mazal tov” (buena constelación) para desear a una persona que sea iluminada favorablemente por los astros. Frente a este determinismo existencial, los judíos medievales cambiaron el enfoque relacionando al Mazal con la suerte, dejando librado al azar aquello que vendrá. La propuesta es que no todo puede estar humanamente mediado, que hay un espacio para lo aleatorio, y allí quizás se encuentre la influencia divina.
Como en cada ocasión, se compartió un momento de pensamiento y aprendizaje, con preguntas y opiniones, debates y acuerdos. Surgirán nuevos temas para que el rabino los aborde con la profundidad y la simplificación a las que nos tiene acostumbrados.
Para Judaísmo a la carta: ¡¡Mazal Tov!!
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