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¿Qué pedimos? Y ¿Qué estamos dispuestos a dar?

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Estamos asistiendo a terribles momentos, recordando víctimas de ataques mientras en Israel sigue la guerra. Muchos muestran compromiso y otros acompañan desde casa, desde redes sociales y siendo buenas personas, buenos judíos. NO ES POCO.
Y qué le pedimos a nuestra kehilá, precisamente eso, acompañamiento y unión, una escuela comprometida e inclusiva de las diversas maneras de practicar nuestra fe, un Rabinato que nos contenga y nos contente.
Hace más de veinte años que contamos con Rab Marcelo Polakoff y siempre le pedimos que nos satisfaga como kehilá. Ese verbo abarca demasiado y contiene un mix de emociones tremendo. Queremos que nos haga felices como judíos, en cada ceremonia, queremos también que se nos piante un lagrimón oportuno al escucharlo y que sea psicólogo también. Que nos comprenda y nos atienda como padre espiritual. Que sea políticamente correcto para las relaciones entre la Comunidad y la sociedad en general, pero que responda contundente y valientemente ante los atropellos que padecemos. Que no sea complaciente con el gobierno y que consiga para nosotros respeto. Que nos de la mano y el codo, porque es nuestro.
En síntesis, nuestro querido Rabino es una especie de VIOLINISTA EN EL TEJADO.
Conozco y quiero mucho a Rab Marcelo. Lo he defendido públicamente y criticado en privado. Me he equivocado muchas veces, también ante ustedes que son mi querida Comunidad. Siempre he encontrado grandeza, incluso en gente torpe, por suerte en gente talentosa que han sido y son faro y matriz. Los imprescindibles que no nos dejan ni aún después de su partida al Cielo.
Pero últimamente veo en Rab Marcelo un rictus, una sobriedad escueta en palabras, un dolor que corre por dentro. Un gran amigo, Rab Ari Bursztin, suele decir que a mayor brillo que expone el “ministerio del exterior” de una kehilá, menor es la luz interna de dicha congregación. Y siempre le pedimos al Rab que brille, por eso este es un momento para preguntarnos qué estamos dispuestos a dar. El “Ministerio del Interior” de la kehilá somos nosotros.
Como siempre, convoco a participar, a ser Embajadores de buena voluntad en nuestros ámbitos sociales, dando cada uno la batalla que esté dispuesto a dar a través de la palabra y de la presencia. No derivemos ni procrastinemos la lucha contra el antisemitismo, la judeofobia, el antisionismo, es nuestra supervivencia lo que está en juego. Seamos huesos duros de roer.
Por eso los convoco. Los Embajadores del judaísmo. Difundamos permanentemente nuestro excelente modo de vida. Representemos nuestro legado hermoso y corajudo a través de acciones y palabras. Estemos presentes, demos, un abrazo de oso a todo aquel que nos necesite, con amor y verdad lo lograremos. Am Israel Jai.

Marcela Zadoff*
Prosecretaria del Seminario Rabínico Latinoamericano.

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