LA GRAN EXPERIENCIA EN LA MIKVE

Muchos aspectos de la vida judía involucran la inmersión en una Mikve, que es una piscina ritual. Situaciones tristes y alegres pueden ser transitadas haciendo una inmersión en sus aguas. El poder de una Mikve es purificar y renovar.

Podemos encontrar muchas alusiones al agua en el Tanaj, que la relacionan con el nacimiento y renacimiento, la transformación, la pureza y la conexión.

En Rosh Jódesh MarJeshvan, el miércoles 26 de octubre, nos reunimos una vez más en la Mikve Maamakim con algunas mujeres de la Kehilá, quienes realizaron inmersiones individuales. Al concluir la actividad, aprendieron algo sobre el mes que comenzó y compartieron sus experiencias. Sumergirse en las aguas es volver al origen, ir en busca de lo esencial, conectarse con lo sagrado. Las aguas simbolizan el líquido amniótico. Así como un bebé está dentro de la panza de su madre flotando en esas aguas, cuando nosotros ingresamos a la Mikve nos conectamos con la fuerza de la creación.

“…fue como sumergirme en un útero grande en donde pude transformarme internamente, soltando lo que deseaba sacar, para poder cambiar y tomando de las aguas el impulso para poder crear, como una matriz de crecimiento de acciones y sensaciones nuevas… fue una herramienta para dedicarme tiempo y la intención para poder transformar pensamientos en acciones, así como una semilla necesita del agua para dar sus frutos. La experiencia en la Mikve es otra cosa más que nos ofrece nuestro judaísmo para poder aprovecharla. ¡Altamente recomendado!” (Ana Machtey)

Las invitamos al próximo Rosh Jódesh, mes de Kislev, el jueves 24 de noviembre, en nuestro formato habitual y una prolongación del encuentro para todas aquellas mujeres que no hicieran tevilá (1) ese día, pero tengan ganas de compartir el momento de estudio y reflexión posterior.

Nos renovamos, nos transformamos y nos fortalecemos espiritualmente con la experiencia de la inmersión. ¡No podés perdértelo!