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SERVIDO COMO EN CASA (¡Y EN CASA!)

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El sábado, pasó una edición muy especial de «Judaísmo a la carta». Fue necesario sumar un encuentro «extra», ante la necesidad del debate que había quedado abierto en la última jornada del ciclo.

Por supuesto, como la situación lo indica, la cita fue virtual, vía «Zoom», pero no impidió que los comensales puedan reunirse alrededor de sus mesas hogareñas y disfrutar de una tarde de aprendizaje y enriquecimiento judaico.

Además, este encuentro fue «la previa» de la Havdalá de Shabat, que continuó en el mismo zoom, para así dar cierre nuevamente a una gran semana en la comunidad judía de Córdoba.

Compartimos un resumen de la temática tratada en este último encuentro, redactado por Mario Polacov:

El proceso de Dios

Hay distintas maneras de ver las cosas; suele haber una clásica, de larga data, que se sostiene por argumentos, costumbre o convicción; pero también puede existir una versión alternativa, innovadora, más acomodada a ciertos contextos o modos de pensar. El menú está servido para que cada uno decida qué concepto apoyar y poner en práctica.
Algo de esto ocurrió en el último Judaísmo a la carta en formato virtual. El rabino Gabi Pristzker planteó dos caminos respecto de la relación con Dios. Por un lado, la modalidad tradicional que considera a Dios como Sujeto, como un Ente Supremo hacia el cual se elevan nuestros rezos, pedidos y agradecimientos; un Dios que atiende de modo individual o colectivo (según las corrientes de opinión) a las necesidades del ser humano.

Pero sumó una idea diferente, que desafía aquello que consideramos “una verdad consagrada”. Habló del Movimiento Reconstruccionista que define al judaísmo como una civilización cuyo propósito es “ordenar el caos” vigente en el mundo, para así transformarnos en socios terrenales del Creador. Y proclama que Dios pone en el alma del ser humano un mensaje y un camino de vida, una inspiración que conduce al bien y a la dicha, ubicando a Dios como el Proceso para llegar a esa meta. Y propone que cuando rezamos, hacemos introspección para que esa “energía íntima” nos impregne y señale el rumbo; cambia el eje: en vez de rezar “a Dios”, rezamos “con Dios”, que con amor se suma a nuestra plegaria.

Conocimiento, aprendizaje, debate; reflexión, sorpresa, descubrimiento. Todo esto y mucho más es Judaísmo a la carta. No te pierdas el próximo encuentro. Sumate y sé parte. Te estaremos esperando.

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