El último sábado de agosto hubo otra juntada nuevamente “a la carta”. El habitual encuentro mensual esta vez invitó a ubicarnos en sintonía con las próximas celebraciones de Rosh Hashaná y Iom Kipur. Allí estuvo el rabino Gabi Pristzker para aclarar conceptos y mostrar su mirada sobre cómo llegar a esas cumbres de espiritualidad dimensionando su significado y profundidad.
Con el estilo participativo y abierto que lo caracteriza, el rabino planteó la asociación de los rituales de Iom Hakipurim con la muerte: no comemos ni bebemos, nos vestimos de blanco (en similitud de la mortaja), nos abstenemos de lo placentero, sentimos más cercanamente la Presencia Divina. Y en este contexto, refirió que un poco morimos en esta festividad, para inmediatamente renacer a una nueva vida, más plena y con la oportunidad de mejorar. Es un ejercicio de introspección y balance del alma, para corregir y recalcular el rumbo.
Asimismo, habló de la necesidad de reforzar la práctica de los tres pilares fundamentales que caracterizan a estas fechas: Teshuvá, Tefilá y Tzedaká, no para seducir a Dios en su Veredicto, sino para transformarnos en seres humanos más íntegros con energías espirituales plenas que otorguen una diferente perspectiva de futuro. Son días en que nos preguntamos quiénes verdaderamente somos y cómo actuamos, para así decidir potenciar lo bueno y extirpar lo malo que anida en nuestro ser y con ello reorientar nuestra brújula existencial.
El encuentro finalizó con una havdalá multitudinaria compartida con jóvenes, con cánticos y explicaciones, con música y alegría, con buenos deseos y afecto encendido. Así pasó otro Judaísmo a la carta, lleno de contenido y aprendizajes. ¡Nos vemos la próxima!
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