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Cuentas claras conservan de ambos lados

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Comentario de Parashat Pekudé, por el rabino Pablo Gabe, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

En el Talmud, en el tratado de Shabat 31ª, se nos relata acerca de las preguntas que nos harán cuando hayamos pasado por esa vida. Uno puede imaginarse que serán preguntas de rigurosa exigencia religiosa. Acerca de cómo nos hemos comportado frente a las diferentes leyes y preceptos rituales que, en algún punto, son parte de nuestra intimidad y privacidad. Pero no. Sorprendentemente, las preguntas apuntan a cosas diferentes. Quiero detenerme en una sola de ellas. Ella cuestiona: “¿Has sido honesto en tus tratos comerciales?” No se nos cuestiona acerca de cualquier otra cosa, sino simplemente: ¿Fuiste honesto y correcto con la gente?

Nos acercamos ya al final del libro de Shmot. Con él, cerramos os relatos de la salida de Egipto, los milagros de las plagas y la apertura del mar. La ley fue entregada. El pueblo ya nació. Ya inicio sus primeros pasos como tal, con sus errores y aciertos. Encontramos más puntos altos que bajos, solo que éstos últimos suelen hacer más ruido que los demás. El becerro de oro, que representó una de las transgresiones rituales más graves del pueblo en su trayecto, hace sombra a momentos gloriosos como fue la entrega de la Torá. Ese momento de encuentro entre el pueblo y Dios, suele olvidarse o dejarse de lado, cuando se habla del famoso becerro.

Otro episodio espiritualmente elevador, fue la construcción del tabernáculo. El Mishkán, de donde viene la palabra Shejiná (presencia divina), era el lugar en donde se llevarían a cabo los rituales que representarían la unión de Dios con el pueblo.

En esta Parashá, Pekudé, se lleva a cabo una especie de cómputo, de balance. Moshé realiza una declaración jurada, no de ganancias sino de gastos. Todo el pueblo tiene derecho a saber lo que se gastó, la forma en la que se llevó a cabo la obra y los destinos de todas las donaciones. ¿Por qué? ¿Por qué Moshé estaría obligado a llevar a cabo este procedimiento tan transparente? Una respuesta es, porque es el dinero de todos. Bien, buen punto. La pregunta es, ¿siempre es el dinero de todos? ¿Siempre que exigimos transparencia, es porque pusimos nuestro dinero? ¿No hay casos en donde se exige transparencia, pero a la hora de aportar o ayudar, la transparencia o la dedicación no es la misma?

La clave la encontramos en un Pasuk de la Parashá de la semana pasada: “La gente está trayendo más de lo que es necesario para el trabajo que Ad’ ordenó hacer” (Shmot 36:5). Aunque nos sorprenda, era de esta manera: La gente aportaba más de lo que se le había pedido. Incluso Moshé debió solicitar que detengan las donaciones (Shmot 36: 6-7).

La honestidad no solo es transparencia de quien administra los fondos. Es también transparencia en la demanda de transparencia. Puedo exigir, cuando mi aporte es igual al que trabaja para administrarlo. Puedo demandar cuando mi compromiso es igual al que entrega su tiempo y energía en la tarea que nos corresponde a todos.

Shabat Shalom!
Rabino Pablo Gabe
Kehilá de Córdoba, Argentina

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