Tras muchos años de trabajo y de brindarse al máximo para nuestros alumnos, la Morá Nati Súcari dejará de ser la Directora del Nivel Primario a partir de este segundo semestre, y emprenderá nuevos horizontes en su camino. Además de agradecerle infinitamente por su tarea y gran dedicación para nuestra comunidad educativa, esta semana conversamos con ella para que nos transmita sus sensaciones y emociones:
¿Cómo describirías estos años de tu trabajo en nuestra escuela?
«Los describiría como una etapa de mucha alegría, crecimiento y aprendizaje. Comencé como morá del área judaica, estudié y me seguí formando sin pausa desde mi ingreso en 2007, enriqueciéndome como persona y como judía, para poder transmitir valores y tradiciones a los alumnos con el claro objetivo de contribuir a la continuidad. Volver al cole, luego de haber sido alumna desde segundo grado hasta terminar el secundario, fue para mí volver a casa, me sentí siempre muy cómoda y encontré excelentes personas y profesionales que me acompañaron en mis diferentes funciones.»
¿Qué es lo más importante que te llevás como experiencia?
«Sin dudas, el trabajo en equipo. En mi rol docente al principio, y especialmente en los espacios de gestión que ocupé luego. Como coordinadora del área judaica logramos, junto a los morim y las morot, consolidar un “tzevet” comprometido, inquieto, apasionado; que tiene “la camiseta puesta” y unas ganas incansables de saber más para hacer cada día mejor su tarea. Luego, pudimos ampliar esta idea de labor colectiva a todo el Nivel Primario, logrando un grupo de trabajo excepcional en la dirección, con las docentes de castellano, las coordinadoras de área y tecnología, el Departamento de Orientación, la secretaria y el área de inglés. Todos comunicados en un proyecto coordinado, pensando juntos en las mejores estrategias educativas y de acompañamiento a cada uno de nuestros alumnos/as.»
Invirtiendo tu rol en la docencia, ¿Qué pudiste aprender vos de los alumnos?
«Todo. Hay una frase en hebreo que dice “lelamed ze lilmod paamaim” (enseñar es aprender dos veces), y es tal cual así. Con los niños es un constante intercambio, yo creo que la enseñanza en la escuela no es unidireccional, el aprendizaje más rico y auténtico es el colectivo: entre pares y entre docentes/alumnos. Esa fue siempre la propuesta pedagógica que alenté en las maestras: lograr que el aula sea un espacio de investigación en el cual haya diálogo, lugar para preguntar, preguntarse y reflexionar. Que el maestro sea el mediador entre el conocimiento y los niños/as y que los contenidos sean, además de importantes en sí mismos, herramientas para desarrollar habilidades. Podrán olvidar una fecha o un nombre, pero las capacidades que se adquieren y se practican son un bagaje que se llevarán consigo al terminar la escolaridad.»
¿Cuáles creés que son las mayores virtudes de la enseñanza en la Escuela Israelita Gral. San Martín?
«Creo que la escuela Israelita tiene un excelente nivel académico y una oferta educativa única, que incluye las tres áreas: los estudios oficiales, judaicos y el idioma inglés del prestigioso British School. Además, como dije antes, el hecho de alentar a preguntar y a cuestionar. Esto es parte de lo que algunos llaman una “pedagogía judía”, nuestro modo tradicional de enseñar: nunca dejar de preguntarse, la Torá tiene un sinfín de interpretaciones y de intérpretes en sus más de tres mil años de existencia. Por otro lado, el conocimiento acompañado de valores y vivencias, aprender haciendo, poniendo en práctica. Y por último, siempre dije que la gran fortaleza de nuestra escuela es el firme propósito de acompañar a nuestros chicos/as en su trayectoria escolar de manera singular, según su propio ritmo y atendiendo a sus necesidades.»
¿Qué mensaje les dejarías a las familias de nuestra comunidad educativa, y a toda la Kehilá de Córdoba?
«Una palabra que parece simple pero es amplia y sincera: gracias! Gracias a la Kehilá por delegarme el honor de esta responsabilidad, a mis compañeras del Equipo Directivo de los tres niveles por todo lo que me enseñaron, al del Nivel Primario por ser incansables e incondicionales, a los docentes por confiar en mí para guiarlos, a las coordinadoras y la psicóloga por el trabajo colaborativo y creativo, a las familias por el apoyo a nuestra propuesta educativa. Y sobre todo, un enorme GRACIAS a mis queridos talmidim y talmidot por permitirme ser parte de su paso por la escuela que es, sin dudas, una de las experiencias más significativas de la infancia.»
¡Infinitas Gracias a vos por estas hermosas palabras, y por todos estos años compartidos en comunidad, Morá Nati! ¡Te vamos a extrañar!
Mí agradecimiento a la Morá Nati es infinito. Los halagos que se dijeron en la entrevista que le hicieron son absolutamente merecidos pero insuficiente. Su inmensa capacidad como educadora, docente, directora, y psicóloga empalidecen ante su bonomía. Su actitud ante la problemática de mí hija Bertita Schmira exceden a su función. De corazón decirle gracias es insuficiente. Del mismo modo, mí agradecimiento a las demás morot
y en particular a la morá Dafne.