Grandes y jóvenes emprendedores: Carolina Goldberg

Continúa nuestro ciclo para conocer a jóvenes de nuestra comunidad que se destacan con sus propios emprendimientos… Hoy presentamos a Carolina Goldberg, con «Tomas & Anouk”, una tienda de ropa con diseños exclusivos y muy atractivos…

Empezá por contarnos un poco de vos en lo personal, tus sueños y qué te moviliza en la vida…

«Soy una persona muy inquieta, me gusta siempre estar haciendo algo productivo, tengo muchas energías, un torbellino es una buena definición. Disfruto mucho de las actividades al aire libre, como equitación y caminatas, y de estar en compañía de la gente que quiero. Adoro viajar y soy una experta en el arte de hacer ceviche. En cuanto a mis sueños, nunca pienso mucho en eso, soy muy agradecida de todo lo que hay en mi vida hoy, y de poder elegir cómo vivir, disfruto cada día sin preocuparme tanto por el futuro. Para contextualizarlos un poco, viví en Argentina hasta los 15 años; de ahí, mi amor por los caballos, el río, el asado y las relaciones de amistad tan únicas que se encuentran acá. En el 2002 nos mudamos con toda la familia a Costa Rica, de allá tengo un profundo amor por el verde, la naturaleza y el mar, también es el lugar donde empecé mi formación profesional, me gradué de Licenciada en Publicidad y Diseño Gráfico. En el 2008 viajé a Barcelona y curse un Postgrado en Branding. Conocí gente de todo el mundo, viajé mucho y entendí cuánto me gustaba mi profesión y la moda.»

Y tomando en cuenta estas aspiraciones personales e historia de vida, ¿Cómo surgió la idea de tu tienda y qué necesitaste para poner en marcha el proyecto?

«En el 2011 volví a Argentina y me encontré con una sociedad muy cerrada, muy machista, con mujeres muy inseguras y frustradas por seguir estereotipos de belleza, y tiendas de ropa que no me ofrecían lo que yo estaba buscando, primero y principal por que no me entraba la ropa. Siempre fui muy alta, talle L y el «talle único» disponible era un talle XS. Ir al shopping estaba fuera de mi presupuesto. Así que, como no existía lo que yo quería, decidí hacerlo yo. Así fue como empecé con mi proyecto Tomas & Anouk™, es una marca de ropa muy clásica y básica (pero con mucha onda) que le habla a las mujeres del amor, de todo tipo de amor, sobre todo del propio. Es una marca que, más allá del producto que ofrece, quiere romper con los cánones de belleza a los que estamos acostumbrados, es una marca inclusiva, que invita a todas las personas a ser usuarios de ella, sin importar las preferencias sexuales, o de género, el talle de la ropa, o el estilo que tengas. Es por eso que promocionamos la marca con las fotos que nos mandan los #tomasanouklovers y hacemos campañas con personas que están por fuera de lo establecido. Para complementar la idea de Tomas & Anouk™, este año abrí una línea de productos seleccionados para incorporar al local, llamada The Basics Store® y así tener mucha más variedad de prendas y de talles, y acercarme más todavía a la inclusión que tanto me motiva. Para poner en marcha el proyecto necesité de mucho trabajo y esfuerzo, era nueva en Córdoba y no soy diseñadora de modas, tuve que aprender, y me equivoqué muchas veces. Empecé desde muy abajo, con muy poco presupuesto, fui midiendo hasta donde podía yo; fabricar, vender y promocionar la marca resultaba mucho trabajo para una sola persona, así que el crecimiento fue lento, pero constante y seguro. ¡Hoy ya somos un equipo de 4 personas!»

¿A qué público apunta? ¿Cómo es el contacto con los clientes?

«Apunto a las mujeres en general, me gusta hablarle a las mujeres fuertes, que luchan por sus derechos, que persiguen sus metas, que quieren hacerse un lugar en la sociedad. A las mujeres MOSTRAS. Por el tipo de ropa, trato de llegar a mujeres que les guste la cultura, el arte, los viajes, la arquitectura, una estética sencilla y limpia. No es fácil ser mujer, y cada vez aflora más este tema a nivel de sociedad. No tengo un público segmentado por edad o intereses, en el local vemos de todo, y me encanta que nuestras acciones publicitarias lleguen a una diversidad de mujeres. Les hablamos a las profesionales, a las madres, a las estudiantes, vienen madre e hija, abuela y nieta, amigas, parejas, hermanas. En cuanto a la ropa, las prendas son muy sencillas, fáciles de combinar, de muy buena calidad y a buen precio.
El contacto con los clientes es principalmente por las redes sociales, y una vez que vienen al local siempre se generan relaciones muy lindas, y ahí es donde funciona el boca en boca, la que no vino por que nos vio en Instagram vino por que alguien se lo recomendó.»

¿Cuáles son los mayores desafíos que encontrás en tu negocio? ¿Y las virtudes?

«El desafío es encontrar proveedores que ofrezcan un mismo producto en una curva de talles REALES, sin caer en talles especiales, o prendas de «señora» pasadas de moda. Las virtudes se resumen en que cada persona que viene se va feliz, porque encuentran un espacio en donde no se las juzga, se las ayuda a encontrar prendas y conjuntos que vayan con su estilo de vida, con sus cuerpos, y la moda la mayoría de las veces es frívola y generaliza; en T&A™ tratamos de ver a cada clienta como única e irrepetible, y aparte las retamos un poquito cuando se quejan de sus cuerpos, ya que la primera reacción al verse en el espejo es decir una frase que atente contra su integridad, una comparación a algún animal o una predicción del futuro como que esa prenda le quedaría bien cuando se recupere de la maternidad, cuando baje 3 kilos, cuando se haga una cirugia estética, etc…”

¿Recordás tu paso por el Colegio Israelita? ¿Influyó de alguna manera en lo que sos hoy?

«Claro que lo recuerdo y por supuesto que influyó, fue parte de mi crianza, de mis valores, y ahí se asentaron las bases de la persona que soy hoy. Los valores del judaísmo los llevo muy arraigados, a pesar de no ser una persona religiosa, me encanta y me enorgullece haber tenido una educación judía. Tengo los mejores recuerdos de mi paso por el colegio, a pesar de que era muy distraída y me la pasaba creando tipografías en mis cuadernos, creo que dio sus frutos :)»

¿Qué pensás acerca de los microemprendimientos hoy? ¿Es una buena oportunidad para los jóvenes?

«Los microemprendimientos me parecen indispensables, pero no creo que sea para todo el mundo. A mí, siempre me costó que me dijeran cómo tengo que hacer las cosas, cuándo y dónde. Me gusta tener mis tiempos, y por eso creo que un emprendimiento se adapta más a mi personalidad que un trabajo fijo. Pero para muchas personas es lo opuesto. Si el emprendimiento es una idea novedosa, es redituable, y te hace sentir bien y con ganas de despertarte a la mañana y salir a trabajar, ¡creo que es fabuloso! Emprender es un camino, difícil, donde cada dos minutos tenés dudas y sentís mucha inestabilidad, hay que ser fuerte y perseverante. Pero llega un momento en que todo se acomoda y empezás a ver los resultados. Es sumamente satisfactorio. Emprender es desafiante, es adrenalina. Me encanta la gente emprendedora, y creo mucho en quienes apuestan por sus proyectos. Tuve la oportunidad de estar en Israel, y realmente el apoyo del gobierno a los microemprendimientos hace que se mueva toda la maquinaria, que se desarrollen nuevas ciudades, quedé muy sorprendida, espero que acá vayamos por el mismo camino.»

Si pudieras aconsejar o transmitir algún «secreto» a jóvenes que proyectan algún emprendimiento propio y van a leerte ahora, ¿Qué les sugerirías?

«Que vale la pena. Y que no importa cuál sea el emprendimiento, no hace falta que sea el invento del siglo. Emprender es hacer valer tu capacidad, tus ideas, tu creatividad. Es aportar tu visión a la sociedad de cómo tienen que ser las cosas. Es hacerlas con amor. Es trabajar con ganas. Y esa buena energía se contagia, y la necesitamos.
Y un pequeño consejo: se bueno con la gente que trabaje para vos, hacelos sentir parte, compartí tus conocimientos, se generoso y ético. De ellos depende también tu crecimiento.»