Durante más de un año, Wendy Szuchman fue la Shlijá de la Kehilá de Córdoba, y en ese período logró establecer fuertes vínculos con todos los espacios comunitarios. Su presencia estuvo vinculada a un sinfín de actividades que reflejaron su incansable trabajo y la pasión con que desarrolló cada una de las actividades en que estuvo involucrada. La semana pasada se despidió, y regresó a Israel, pero antes, por supuesto, conversamos con ella para que nos resuma todas las sensaciones que quedaron en su memoria tras su paso por Córdoba…
¿Cómo definirías en pocas palabras tu experiencia en la Kehilá de Córdoba?
«Fue una experiencia muy especial para mí, una vivencia fascinante e inolvidable. un desafío a nivel personal y comunitario, un «ida y vuelta» continuo, constante, de aprendizaje, desarrollo y crecimiento.»
¿Cumpliste con tus expectativas? ¿Con qué te encontraste respecto de lo que te imaginabas antes de llegar?
«Gracias a Dios puedo decir que cumplí con unas cuantas, y es más, en muchos aspectos esta hermosa shlijut ha superado mis expectativas. La comunidad de Córdoba me sorprendió muchísimo. Yo no conocía Córdoba, hice aliá muy chiquita y mi humilde conocimiento era básicamente por la famosa canción «Soy cordobés», que me cantaban todos mis conocidos latinos desde el momento en que recibí mi shivutz de shlijut, y más adelante, por lo que me fueron contando los javerim de la Tnuá. No tenía mucha idea de lo que iba a encontrar, menos al respecto de la Kehilá. Mi vivencia personal antes de hacer aliá fue en una comunidad muy chiquita y diferente, en Entre Ríos, y no me imaginaba cómo sería una Kehilá tan grande. Me asombró un montón conocer el estilo de vida judeo-comunitario de la Kehilá cordobesa, la cantidad de javerim que contiene la comunidad, el beit-sefer increíble que tienen, con un nivel excelente y tanto enfoque en el idioma hebreo y la cultura e historia judía. El Centro Unión, Macabi Noar, Hillel, y las diferentes y tantas instituciones y actividades que hay. Es súper emocionante ver todo esto. Y mucho más aún, haber podido ser parte de ello durante este año.»
¿Cuáles fueron los mayores desafíos como Shlijá de nuestra ciudad?
«Creo que el mayor desafío fue organizarme con los tiempos y lograr estar 100% en todo. Por suerte (y muchas gracias) me recibieron con los brazos abiertos y me dieron un lugarcito en todos lados, por lo tanto las funciones y las mesimot fueron varias, así que este año, más que siempre en mi vida, fue una corrida constante detrás del tiempo, intentando alcanzar hacer lo más posible y dejar lo mejor de mí en cada lugar. Por otro lado, también fue un gran desafío, al principio, adaptarme al ritmo y a la mentalidad Argentina (tal vez cordobesa) que es muuuuy diferente a la mentalidad israelí que tengo tan incorporada. La forma jodona de ser, que hoy me encanta, los chistes, la cantidad de «malas palabras» que ni se entienden como malas, las distintas costumbres, el ritmo más relajado, más educado también en algún sentido (y yo pura «justzpá israelit»), como también al principio sentía que me faltaba mucho vocabulario en español, y me costaba un poco hacerme entender. Con el tiempo, logré más seguridad y fui aprendiendo más palabras, desde el famoso «chomi» y el «azo» al final de todo, hasta palabras más lindas como «empoderamiento» y «enriquecedor» (Gracias a todos mis morim!).»
¿Qué objetivos crees que deberían cumplirse en un futuro? ¿Con qué se encontrará el próximo Sheliaj?
«El próximo sheliaj, Ofir, se encontrará con una comunidad increíble, hermosa y especial, comprometida con la educación judeo-sionista y con la conexión con Israel, lo cual igual que a mí, estoy segura lo emocionará y asombrará. Los objetivos que deberían cumplirse en un futuro, para mí, son: principalmente, conservar esto, y continuar con el importante trabajo de transmisión, de la importancia de la educación judía y sionista, formal y no formal, para el cuidado y crecimiento de la Kehilá, y siempre intentando fortalecer y afiliar la conexión de nuestra familia global, para inculcar en las siguientes generaciones la sensación de gran pertenencia, que le da un importante sentido a nuestra identidad como parte del pueblo judío donde sea que estemos.
Otro objetivo muy importante por cumplir es seguir pensando y trabajando hasta encontrar la nusjá de cómo mantener cerca a la juventud, las edades intermedias, relacionados y activos en la Kehilá; esto para mí es clave. Y por último, otro objetivo trascendental es incentivar a los jóvenes para que puedan aprovechar todos los buenísimos programas de capacitación y experiencias en Israel que ofrece la Tnuá Hejalutz Lamerjav o MASA, ¡que son imperdibles!»
Por último, ¿Qué mensaje dejarías para los miembros de nuestra Kehilá en tu despedida?
«Quiero agradecerles de todo corazón, por haberme hecho sentir en casa, aún lejos de mi casa. Hoy regreso a mi amada casa-Israel, pero realmente dejo un hogar más en Córdoba. Y seguramente be’ezrat Hashem, los volveré a visitar. Ojalá los haya marcado en lo kehilatí y en lo personal, como ustedes tanto me marcaron a mi. ¡Los quiero mucho!»
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