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Medicina y espiritualidad

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Comentario de Parashat Tazríah, por el rabino Pablo Gabe, de la Kehilá de Córdoba, Argentina

“El individuo cuando tuviere en la piel de su carne un tumor o una erupción o una mancha brillante y se transformare en la piel de su carne en afección de lepra, habrá de ser traído a Aharón el Cohén o a algunos de sus hijos los Cohanim” (Shmot 13:2).

La lectura de la Torá de esta semana, da inicio a una serie de concepto que se repetirán en la otra semana también: La relación existente entre algún tipo de patología, con aspectos rituales o espirituales. En este caso, la Torá nos habla acerca de ciertas enfermedades que el ser humano puede llegar a padecer en función a la piel. El texto bíblico desarrollará muchos casos de patologías cutáneas existentes en aquella época. Qué es lo que debemos hacer y que es lo que no debemos hacer.

Por otra parte, en todos los casos, Aharón, como primer sumo sacerdote de la historia de Israel, o algún otro Cohén de otro tiempo, debía investigar qué clase de enfermedad es de la que se está hablando. Según la respuesta de ellos, se efectuaban lavados de los ropajes de las personas enfermas, se les exigía un ritual de purificación, y se efectuaban ofrendas hacia D’s en nombre de estos acontecimientos.

Llama mucho la atención que la Torá se explayase acerca de este tema, como si fuera un tratado de medicina (En este caso, parecería un compendio de dermatología). Es mas, si la Torá está destinada a todo el pueblo, ¿Qué necesidad tiene de hablarnos acerca de medicina? ¿Acaso pretende que todos seamos médicos? ¿Espera que todos sepamos cómo manejar tal o cual caso clínico?

En primer lugar, eran Aharón y los Cohanim los encargados de investigar, porque los Cohanim eran los sabios dentro del pueblo. Eran solamente ellos los responsables de cómo obrar en diferentes circunstancias. Los Cohanim eran los encargados de llevar a cabo los rituales y los Leviim (levitas), quienes los acompañaban.

En segundo lugar, si bien el tratamiento de las enfermedades es una tarea de la medicina, existe otro factor a la hora de tratar a un paciente: La calidad humana con la que es atendido y la contención que éste recibe. Es vital que tengamos en cuenta este tipo de cosas. Las patologías son de carácter orgánico, pero tienen un importante componente espiritual.

El Talmud (Tratado de Nedarim 39b y 40a) sostiene que en cada oportunidad que una persona enferma es visitada, se logra curar de 1/60 de la enfermedad (no es que si lo visitan 60 personas se termina de curar, sino que cada uno le quita 1/60 de esa enfermedad). En este sentido, los cuidados médicos, las indicaciones farmacológicas son una parte realmente importante de la sanación de la persona. Pero no es lo único. El componente espiritual, el ritual, la sensación de que además de la medicina, uno se siente contenido por la tradición, por Dios y por una cultura milenaria, permiten comprender que son múltiples las aristas desde la cual entender el concepto de salud.

Hoy la Torá, nos enseña eso. Nos permite dimensionar de mayor medida, la importancia de una buena salud: Clínica y espiritual.

Shabat Shalom!
Rabino Pablo Gabe
Kehilá de Córdoba, Argentina

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