El 14 del mes de adar se festeja Purim, una festividad muy alegre en recuerdo de la salvación de los judíos de la matanza en el reino de Persia (en ciudades amuralladas como Jerusalén se festeja al día siguiente). Los disfraces de los niños, las matracas y la lectura del Libro de Esther son los hechos salientes de esta hermosa festividad.
Significado
Si indagamos en el significado etimológico, vemos que la raíz “Pur” alude a echar suerte y es un derivado del acadio: “tirar los dados” (Purim, a su vez, es el plural de Pur).
Y estas suertes echadas que nomina la palabra Purim están descriptas en la historia que se desarrolla en el relato del Libro de Esther (Meguilat Esther). Allí se nos cuenta que en la época en que el Imperio Persa era una de las más vastas extensiones del mundo (abarcando desde Etiopía a la India), el reino era gobernado por el irresoluto rey Asuero, casado con la hermosa Esther. El tercer protagonista de la historia es el primo y padre adoptivo de Esther, Mordejai (ambos de origen judío). Este le advierte al monarca, al comienzo del relato, acerca de un complot en su contra y al final el rey lo recompensa con honores.
La cuarta figura de esta narración es el visir Hamán. Este personaje logró persuadir al rey para que firmara un decreto de exterminio contra todos los judíos del reino. Para conseguir sus propósitos argumentó -como lo han hecho en la historia diversos genocidas- que “ellos tienen leyes distintas” y que “no nos conviene” tolerarlos.
La saga tiene un final feliz, el rey acepta los argumentos de Esther a favor de los judíos y se arrepiente de la medida anterior. Los judíos se agrupan, se defienden y se salvan del exterminio. Incluso la horca destinada a Mordejai sería luego usada para ahorcar al vil Hamán. Según la narración, fue una mujer, Ester, la que con la ayuda divina, ha salvado a todo un pueblo.
La fecha para el exterminio habría sido determinada por los persas en el acto de echar suertes, recayendo en el 13 del mes hebreo de Adar. La celebración del Purim es entonces al día siguiente, el 14 del mes de Adar.
La celebración de Purim simboliza hoy, con una perspectiva más generalizada, la liberación y salvación de cualquier intento de genocidio, en cualquier tiempo y lugar.
De alguna manera esta festividad representa el triunfo del bien sobre el mal y de la humanidad sobre el racismo y el fanatismo.
Origen
La festividad del Purim es una celebración que tiene unos 2350 años. La evocación se basa en el relato del Libro de Esther. Es el tiempo en que los disfraces, las máscaras y el bullicio ganan las calles de la mano de los niños judíos observantes.
El estilo de celebración del Purim es distinto al del resto de las festividades judaicas, ya que no sólo se relata la historia sino que se la actúa. Los niños se disfrazan de los personajes de este curioso relato.
Costumbres
Las tradiciones asociadas con Purim son muy coloridas en los disfraces de los niños y hasta de los adultos. Esta costumbre provendría de la frase bíblica “Y yo he de ocultar Mi rostro en aquel día” (Deuteronomio 31:38) Las palabras hebreas que se utilizan para “he de ocultar” son “haster astir”, presentando gran similitud con la palabra Esther (la heroína de Purim). La tradición judía asoció a Hamán con un malvado rey amalequita llamado Agag, por lo que se lee un párrafo dedicado a este rey, enemigo y también derrotado por los hijos de Israel.
Es obligatorio además festejar Purim con un banquete y dar dádivas a los pobres.
Respecto de las oraciones agregadas para esta festividad, además del Libro de Esther, debe sumarse el párrafo Al Hanisim (por los milagros) en el Birkat Hamazon y en la Amidá.
Además, hasta en la comida nos burlamos del malvado Hamán por lo se acostumbra a comer unos pasteles llamados “orejas de Hamán”.
Gastronomía
Orejas de Hamán (origen Italia)
INGREDIENTES
· 2 Huevos
· 1/3 de taza de vino blanco
· 1/3 de taza de aceite
· 2 cucharadas de azúcar
· 1 pizca de sal
· cáscara rallada de ½ limón o naranja
· harina, la necesaria
PREPARACIÓN
Batir los huevos con el azúcar. Agregar la sal, el vino, el aceite y la ralladura de limón o de naranja. Vertir harina hasta obtener una masa lisa y homogénea. Extenderla hasta 0.3 cm de espesor y cortar en tiras de 15 cm de largo. Girarlas en las manos dándoles forma de collar de perlas, hacerles nudos dándoles el formato deseado y freírlas en aceite bien caliente. Retirar con la espumadera, colocarlas en papel absorbente y espolvorear con azúcar impalpable.
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