El Museo Judío Virtual de Córdoba (MUJU), junto al Museo del Holocausto de Buenos Aires, están desarrollando un proyecto inédito de gran envergadura: se trata de la producción de un formato audiovisual de última tecnología que protagonizará nuestro querido Edgar Wildfeuer, sobreviviente de la Shoá. Este testimonio de Edgar va a formar parte de «Dimensions in Testimony», de la «USC Shoah Foundation». El resultado es una instalación interactiva que permite a los visitantes dialogar con sobrevivientes del Holocausto y testigos de otros genocidios en tiempo real. Se trata de una colección de testimonios interactivos, basada en entrevistas pregrabadas.
Es un proyecto innovador que integra técnicas de filmación avanzadas, tecnologías especializadas de visualización y un procesamiento de última generación del lenguaje natural para lograr la interactividad en el testimonio.
La filmación se está llevando adelante durante esta semana en la casa de Edgar. Durante el rodaje, contestó alrededor de mil preguntas de contenido sobre su historia, de opinión, de reflexión y aquellas interacciones que hacen a la conversación. Este es el tercer testimonio que el Museo del Holocausto de Buenos Aires filma en este formato. El testimonio interactivo de Lea Zajac de Novera, filmado en 2018, ya se encuentra exhibido en el Museo; mientras que el de Sara Rus, grabado en 2019, se encuentra en proceso de post-producción.
Para el desarrollo de esta etapa, nos visitaron Fabiana Midlin, Directora del Museo del Holocausto, junto a Eliana Hamra, a cargo del área de comunicación. Durante su visita, compartieron un almuerzo con el Presidente del Centro Unión, Cdor. Hugo Waitman; el Vice-Presidente de la institución, Ernesto Halac; Edy Horovitz, Secretario; Ruth Sigal, Directora General; el Rabino Marcelo Polakoff; Luis Klinger, Presidente de DAIA Filial Córdoba; Florencia Magaril, Directora del Área de Cultura del Centro Unión; Paloma Braverman, Productora de «Aleph, Espacio Cultural» y el MUJU; Juan Baena, integrante de la Sub-Comisión de Cultura del Centro Unión, y Dani Lansky, Asistente de Dirección Institucional.
En este marco, aprovechamos para conversar con Fabiana y Eliana para que nos cuenten más detalles de esta gran producción:
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¿En que consiste el proyecto y lo que se está haciendo con Edgar?
Eliana Hamra: «El proyecto lo que busca es perpetuar la conversación con un sobreviviente del Holocausto. Lamentablemente, estamos en un momento de quiebre, en el cual estamos yendo a un mundo sin sobrevivientes. Entonces, la idea es que las próximas generaciones puedan tener esa conversación, la posibilidad de, no sólo escuchar ese testimonio, sino de interactuar e ir con sus propias preguntas. Lo que estamos generando es esa filmación para hacer, a través de la tecnología, esta conversación virtual.»
Fabiana Midlin: «Se trata de una filmación al sobreviviente, en este caso a Edgar, contestando a unas 800, o un poquito más de preguntas, y luego se hace una post-producción con un sistema de inteligencia artificial, por el cual el resultado final es que, cuando un visitante hace una pregunta, el sobreviviente le responde.»
¿Se trata de un proyecto exclusivo para museos que ya se hizo en el mundo?
F. M.: «Esto ya está en diferentes Museos del Holocausto. La novedad aquí, es que otras 2 sobrevivientes que tenemos de Buenos Aires, y Edgar ahora acá, en Córdoba, son los únicos 3 testimonios interactivos en todo el mundo que estarán en idioma español, porque hasta aquí ningún otro país de habla hispana lo hizo. Nosotros, en Argentina, en el museo del Holocausto, lo hicimos junto con la «Shoah Foundation», que está en la Universidad de Southern, California. Ellos empezaron con este proyecto de testimonio interactivo, y con ellos hicimos el primero, y así seguimos, con el segundo y tercero.«
¿Cómo se encara un proyecto de esta magnitud? ¿Cómo se deciden o eligen estas preguntas que podrían formular los futuros visitantes?
E.H.: «Lo que se arma es un guión, y en este caso, es un guión de preguntas que tiene fundamentalmente 2 partes: por un lado, las preguntas generales, que se le hacen a todos los sobrevivientes, porque son comunes a todas las historias, que van desde cómo te llamás, hasta la experiencia en un campo de concentración o la vida después acá en Argentina, en nuestro caso. Y por otro lado, se complementa con una serie de preguntas que están vinculadas específicamente a cada sobreviviente, y para llegar a estas preguntas, hacemos una investigación exhaustiva de testimonios, ya sean escritos, orales, libros, entrevistas, todo lo que dijeron a lo largo de su historia sobre su experiencia. La idea y el gran desafío es generar que la interacción sea lo más fluida posible y que realmente tenga este componente de conversación.«
¿Y cómo lo vieron a Edgar en estos días de grabación?
F.M.: «Edgar es una persona que va a cumplir ahora 98 años, que está increíblemente lúcido y responde en general muy bien a lo que se le pregunta, entiende completamente el proyecto, más allá de un cansancio habitual, porque son muchas horas seguidas de grabación. Además, es un desafío, porque el sobreviviente está acostumbrado a ordenar su historia, a decir su testimonio de inicio a fin, y estas son preguntas que, a lo mejor, no tienen respuestas dentro del testimonio o el orden en el que lo vinieron contando y diciendo toda la vida. Entonces, esta parte de contestar a preguntas no es fácil para ellos, menos para una persona de 98 años que tiene que cambiar cómo contestar y eso a su edad, si bien está impecable, es cansador. Tenemos todo el optimismo de que va a salir muy bien.«
Por último y a nivel personal, ¿Se puede o se logra ser objetivo en las tareas técnicas o estructurales en este tipo de proyectos, sin que se mezcle en el medio una subjetividad, una emoción, ante estos testimonios tan movilizadores?
F.M.: «Yo te voy a contestar esta pregunta con una anécdota: Nosotros venimos haciendo el Museo del Holocausto hace ya varios años, lo inauguramos en diciembre de 2019, y para eso trabajamos más de 2 años. Durante ese tiempo, nos juntábamos todas las semanas y discutíamos panel por panel, pantallas, fotos, qué iba, cómo iba, hasta que llegamos a lo que hoy es el final, o sea, el museo. Yo, a la mitad de eso, viajé a Polonia, visité los Campos y los Guetos; cuando llego a Auschwitz, estoy parada con el guía y con el grupo debajo del lugar con la frase «El trabajo Libera», esa foto que había visto miles de veces en las discusiones de trabajo, y ahí fue cuando exploté y me puse a llorar, y no pude parar en todo el tiempo que estuve en Auschwitz y Birkenau, no pude parar de llorar, porque fue ahi cuando caí. Te respondo con esta anécdota porque es así, cuando vos trabajás con un tema, lo vas trabajando, y llega un momento en que se te corta algo y ahí te largás a llorar o te sensibilizás más. Obviamente, siempre es un placer escuchar contar sus historias a los sobrevivientes, es increíble.«
E.H.: «Yo coincido, no hay manera de dejar la subjetividad de lado, y la emoción y sensibilidad que esto genera. Por momentos puede ser un poquito más, o puede ser un poquito menos, pero me parece que todos los que estamos trabajando en esto, nos hemos conmovido de alguna manera con lo que sucede, y creo que justamente por eso lo hacemos, porque sabemos que es importante, sabemos que puede ayudarnos a transformar este mundo en algo mejor. Y creo que si dejamos de lado nuestro corazón, si lo dejamos afuera, este proyecto no se podría hacer, no tendría ningún sentido, así que me parece que esa es la clave.«
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