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TOQUES DE DISTINCIÓN

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Hace algunas semanas, te contamos acerca de la re-inauguración de la oficina del KKL (Keren Kayemet LeIsrael) en el edificio del Centro Unión, en Alvear 254. Además de eso, también te mostramos las hermosas reformas estructurales que tuvo la institución en su segundo piso. Hoy te presentamos a la Arquitecta que estuvo detrás de todo este trabajo, ¡y es nada más y nada menos que Jessica Alterman, nuestra jazanit!, que además de cumplir este rol en la Kehilá, es una gran azkanit de la institución, siempre predispuesta para colaborar con la Cooperadora, con Sheasani, o en este caso, como arquitecta, llevando a cabo esta obra de manera íntegramente voluntaria:

¿Cómo te involucraste en esta tarea, y que detalles implicó?

«La idea surgió, en un principio, porque tenía que hacer la oficina del KKL, y al ser Arquitecta y al mismo tiempo la esposa del Presidente de esa institucion, empecé a ver cómo podríamos hacer el trabajo. Se pulió el piso de madera, pintamos y cambiamos la cortina. Pusimos unos ploteos enormes en las paredes con imágenes de árboles y bosques, alusivo a lo que representa el KKL. En este trabajo, la idea del segundo piso del Centro Unión no estaba prevista, pero cuando quisimos cambiar la puerta de la oficina, nos dimos cuenta de que iba a quedar diferente a todo el resto. Y ahí sumamos esa segunda idea: restaurar, renovar, «darle una lavada de cara» al espacio del segundo piso.»

Digamos que surgió sobre la marcha y con impulsos…

«Fue simplemente por la ilusión de ver ese espacio renovado, donde hemos pasado tantos años de nuestras vidas, y donde los seguiremos pasando. Comenzamos cambiando los vidrios de las puertas, pintándolas, cambiando picaportes y poniendo ploteos de corte con los logos de cada institución para unificarlas visualmente. ¡Sacar un poco de información!  Ya que había cartelitos por todos lados, poca luz y diferentes colores en puertas y vidrios.»

Hoy se ve reluciente, ¿Qué otras reformas se trabajaron?

«En el segundo piso se realizó el mismo trabajo que en la oficina del KKL, pero a mayor escala. Aparte de pintar todas las paredes y unificar puertas y logos, se bajaron los cielorrasos y embutimos luces para iluminar los pasillos, creando diferentes espacios, como en la recepción, donde generamos un bloque de color oscuro con microcemento para resaltar la llegada de la gente y luciendo junto con sus luces el nuevo logo de la institución. Otros detalles que agregamos fue sacar las placas que estaban en las paredes y puertas para hacer un cuadro importante con todas ellas. Los tradicionales cuadros de las 12 tribus, con colores dorados, los modernizamos al pintar sus marcos con el mismo color oscuro de la recepción, lo que hizo que se vean modernos y se adapten hermosamente al nuevo pasillo. También lijamos y lustramos los antiguos bancos que estaban en el ingreso para cambiar su color y llevarlo al original de madera clara. Sacamos los cables que estaban colgando por todas las paredes, también para acomodar y crear un lugar más ordenado y moderno.»

Más allá de los detalles técnicos, seguramente tendrás elementos más ligados a lo emocional o a lo que te impulsó a llevar adelante este trabajo…

«¡Mi sensación previa a hacer todo esto, fue cambiar ese espacio que se veía antiguo, con poca luz y poco diseño, para generar un espacio moderno lleno de luz y agradable a los ojos! Creo que trabajar en un lindo entorno genera también buena energía, así que comenzamos con las puertas, y con el típico «ya que estamos….», terminamos reformando todo el piso. Es una obra que hicimos gracias al aporte del KKL y al Centro Unión.»

¿Cómo te sentís al realizar este tipo de tareas, que generan mejoras y avances en los espacios comunitarios?

«Para mí, fue un placer hacerlo, me encantó. Amo lo que hago y lo hago con pasión. Fueron muchas horas y días, con muchos rubros que participaron, pero el resultado valió la pena. Agradezco también al Presidente Hugo Waitman y a la Comisión Directiva, que me dieron el visto bueno para hacerlo. Un comentario que hizo la gente del KKL fue asombrarse y resaltar lo visionario de encontrar todas las instituciones judías en un solo lugar, en un solo piso ¡como si fuera un espacio de Co-working! Así que, valorando lo que tenemos y a la gente que lo habita, creo que fue un acierto hacerlo para mejorar desde adentro y desde el lugar que uno puede, ese piso que recibe tanta gente de nuestra comunidad y muchas que no lo son. El Centro Unión es mi casa, fui al jardín, primario y secundario ahí en el edificio de al lado. Lo hice de corazón y me encantaría verlo reformado completamente en sus oficinas también. Creo que de a poquito se puede lograr.»

¿Algún mensaje final que quieras dejar?

«Quiero agradecer especialmente la invalorable colaboración de Dani Lansky, que me ayudó muchísimo en todo lo que necesité; el apoyo de nuestro Rab Gabriel Pristzker y de Juan Pablo Jasin, que pintaron los cuadros conmigo, y la colaboración de Laura Majlis, que me hizo los diseños para los ploteos de las puertas. ¡gracias!»

¡Gracias a vos, Jessy! ¡Gracias por estar siempre brindándote para nuestra comunidad!

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