Compartimos una hermosa columna escrita por nuestra querida Ana Glaser, para NotiOlei, órgano de difusión de Organizacion Latinoamericana de Olim, cuya misión es ayudar a los inmigrantes que proceden de países de habla hispana.
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… ‘’ No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje, perseguir los sueños,
Correr los escombros, destapar el cielo’’.
Mario Benedetti
Esta columna la dedicamos a los nuevos inmigrantes que día a día se debaten entre las contradicciones por sus expectativas llenas de ilusión y las preocupaciones de la dura realidad. A los papas y mamas concentrados en darles lo mejor a sus hijos, hacemos llegar fragmentos de historias inspiradoras, que nutren de optimismo y energía positiva, por los trayectos construidos en Israel por otros, que alguna vez fueron olim jadashim.
La Historia de Adrián
Adrián Levy es un cordobés, de 45 años de edad, casado con Raquel y papa de 2 gemelas, Emma y Alma. Arquitecto y músico, con una de esas trayectorias que se asemejan a una caja de sorpresas, con joyas preciosas, múltiples colores y de la cual se esparcen agradables sonidos. Vive en Hod Ha Sharon e hizo Alia a fines del 2006.
Llegó a Israel, curso el ulpán y comenzó posteriormente su Maestría en el Technion sobre Arquitectura y Visualización de la información. En ella aprendió e investigó acerca de cómo pueden los arquitectos aportar en el proceso de creación de nuevas visualizaciones, y renovadas formas de representar la información.
Luego de la universidad, comenzó a trabajar en el área de diseño de interfaces de usuario, conocido como UX, para desempeñarse posteriormente en distintas empresas en el campo mencionado. Hoy tiene un trabajo que lo gratifica, que lo ayuda a crecer y continuar creando y que le permitió sostener a su familia, junto a Raquel, comprar su vivienda, pagar la hipoteca y fundamentalmente formar y educar a sus niñas.
Desde pequeño, Adrián, que hoy es ya un adulto brillante, parecía estar munido de una varita mágica, de esas que ayudan a que todo lo que uno se propone, se realice. Tocaba el piano y disfrutaba de la música y de otros campos artísticos y en ese mundo y en el de la tecnología, se movía como “pez en el agua”. Le encantaba interpretar las melodías populares infantiles y juveniles y los temas del acervo clásico Y cuando podía, armaba una banda escolar para actos y eventos. En Israel, Adrián pudo encontrar los espacios adecuados para continuar desplegando sus prácticas vinculadas a la música y al arte y todo lo que trajo consigo en relación a su formación, pudo ser desarrollado.
Cursó el primario y el secundario en la Escuela Israelita de Córdoba y relata que sus recuerdos son siempre de un ámbito escolar que le permitía crecer y disfrutar de lo que aprendía. Cuando llegó el momento de la elección profesional decidió estudiar Arquitectura. Finalizo su primer trayecto universitario e incursiono en diversas organizaciones integrando siempre sus virtudes musicales a su quehacer cotidiano. Así fue como se convirtió en el pianista del templo de la Comunidad de Córdoba y montó espectáculos musicales de gran calidad.
Su muy variada trayectoria hizo q se encontrara en Brasil con una profesora especialista en Arquitectura y Alta Tecnología, en el marco de un Congreso profesional y ella lo invitó e insistió en q viaje a Israel para cursar una Maestría de alto nivel en el Technion. Así fue como Adrián llegó a Israel, buscando formarse y especializarse en un campo profesional, de escaso desarrollo en ese momento en la Argentina.
Narra que los procesos de búsqueda de trabajo no fueron para nada sencillos. Por su primer trabajo en Israel,” gané experiencia y logré afianzar el uso del hebreo y aprender sobre la realidad laboral…”. Relata que hay recuerdos muy lindos de las entrevistas de trabajo, y que también: …”se presentaron obstáculos que me ayudaron a aprender y a continuar probando…” “muchas veces, no es que nosotros fallamos… no hay que tomarse las observaciones como personales. A veces se trata de decisiones empresariales que no tienen que ver con uno”.
Cuando piensa en la integración al país y en la construcción de trayectorias expresa.:” hay que preguntarse a uno mismo que es lo que más nos seduce profesionalmente, en que somos buenos y entonces, una vez aclarado esto, …las oportunidades, con seguridad, están en Israel. Este es un país de nuevas y grandes posibilidades. Cerca de todos los centros que permiten ascender y prepararse”. A este mensaje tan esperanzador le agrega…” Es como ir subiendo de paso en paso por una escalera que por sucesivas integraciones va permitiendo crecer”. “Es cuestión de ir dando saltos escalonados, proponerse desafíos y tener en cuentas experiencias, logros laborales y el impulso de la creatividad. En uno de mis trabajos, – agrega Adrián, – en high- tech, durante el Corona, armamos una sala de ensayos con los colegas en la oficina. Y difundimos luego las creaciones. Con este recuerdo, resume su percepción de que Israel es un país que brinda oportunidades, tanto en lo que se refiere a creatividad como a despliegue de capacidades personales que permiten desarrollarse y crecer con imaginación.
En cuanto a la vida social destaca que sigue en contacto con los viejos amigos, con los nuevos y que hay en su cotidiano una mezcla de afectos y de vínculos que crean una mixtura que lo hace feliz. Adrián insiste en que este es su lugar, el de su familia y el que le brindo la posibilidad de construir éxitos y FELICIDAD.
Comenta además que muchas veces observó con gusto el rol de las redes sociales de contención y de las instituciones de ayuda de voluntarios a olim jadashim, como la Olei, por ejemplo, que en numerosas oportunidades acudió para colaborar con conocidos con objetos y electrodomésticos para las nuevas viviendas y ofreció actividades de recreación para familias de inmigrantes que atravesaban las crisis propias de la absorción en Israel.
Es nuestro deseo que esta grata historia con nombre y apellido, ayude a otros nuevos inmigrantes a construir caminos de creatividad y alegría.
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